Hace un año que fue asesinado Rodrigo Rosenberg, un año también que la mentalidad de los guatemaltecos cambió hacia la administración que mal nos gobierna. Salieron a flote nombres, negocios, bancos, contubernios, alianzas, en fin intereses creados enredador del gobierno, Ministerios, Congreso, alianza con bancadas de gerencias anteriores, y la figura de Sandra Torres como presunta jefa, el sicariato en la PNC. Datos interesantes que jamás hubiéramos imaginado.
Hoy, tengo la certeza que los movimientos que Rodrigo Rosenberg señaló, tienen un alto porcentaje de credibilidad. Es obvio que hoy, existe dentro de los guatemaltecos una duda razonable, acerca del manejo de los dineros que parten y comparten entre todos los antes mencionados. Lo que puedo asegurar por experiencia propia, con el Alcalde, es que cuando se destapa una fluctuación, el insigne salta y embiste contra el pronóstico señalado a distancia. Es signo inequívoco que la razón asiste a la victima.
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Como quiera que fuera, es un desperdicio, desde cualquier punto de vista, la muerte de este hombre probo, le duela al Presidente, que no se puede decir lo mismo de él, ni de la mujer con quien comparte su vida. Yo, propongo catapultar la memoria del licenciado Rosenberg, en beneficio de la mayor parte honrada de Guatemala.Â
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Enfoquémonos en reformar la Constitución. Donde sean limitados los poderes de los gobernantes y no se protejan bajo el puesto que temporalmente ocupan. También que puedan ser removidos de sus puestos. Y lo más importante que nadie esté por encima de la ley.