Hace mucho tiempo


El Presidente de la República dijo que los medios de comunicación pueden ayudar a hacer conciencia sobre la dimensión y naturaleza de la crisis económica actual. En el caso de La Hora desde el año pasado advertimos a los entonces candidatos presidenciales que vení­a una crisis económica de naturaleza externa y que deberí­an adoptar medidas para paliarla en el entendido de que no se pueden controlar los factores que causan ese deterioro de la economí­a mundial.


Sin embargo, ni el gobierno anterior ni los candidatos presidenciales parecieron tomar en cuenta las advertencias que no eran palabras de agoreros, sino simplemente la comprensión de un rumbo caótico en las finanzas mundiales. No era difí­cil anticipar que la recesión se vení­a en Estados Unidos, puesto que luego de los desórdenes fiscales impuestos por la guerra en Irak y el estallido de la burbuja inmobiliaria, cualquier observador podí­a anticipar los hechos sin necesidad de mayores estudios y conocimiento de la economí­a. Elemental sentido común hací­a ver que se vení­an tiempos difí­ciles y aunque en esos dí­as retumbaba en las radios la canción de un candidato diciendo «no te preocupes mi vida, ya vienen tiempos mejores», lo que vení­an eran malos tiempos, época de vacas flacas.

Efectivamente, internamente no es mucha la capacidad de maniobra para enfrentar la crisis y así­ lo hemos dicho desde hace meses, pero nos pareció inaudito el planteamiento del Banco de Guatemala, ahora repetido por el Vicepresidente, de que Guatemala está en buenas condiciones para enfrentar la crisis, cuando todos sabemos que ello es falso debido a la vulnerabilidad creada por la pobreza. En lo macro puede ser que no estemos tan mal y también puede ser que quienes gozamos de mejor posición económica podamos superar el mal rato sin mayores consecuencias, pero eso no se aplica a la población en general y menos a la gente que vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Y ahora lo que hace falta es darle contenido al concepto de solidaridad, para que al apretar el cinturón en esta crisis, no sean los mismos de siempre los que más se sacrifican, los que más aportan en proporción a su capacidad. Es tiempo de hacer un llamado serio para que todos adoptemos posturas de sacrificio, de ahorro y de solidaridad, lo que significa que quien más tiene está llamado a aportar más en todo el sentido de la palabra.

De eso hemos hablado hace mucho tiempo, haciendo conciencia de que hay que ahorrar pero entendiendo que quienes no tienen capacidad de ahorro porque viven en condiciones de subsistencia, no pueden privarse de lo poco que tienen. El papel del Gobierno está en ejercer un claro liderazgo para propiciar una solidaridad que vaya más allá del eslogan oficial para plasmarse en hechos.