Hace cien años nací­a Olivier Messiaen


Olivier Messiaen, pedagogo, organista y sobre todo compositor, cumple este año cien años de nacimiento, aunque el mundo lo sigue recordando como un contemporáneo.

El mundo de la música va a celebrar a lo largo de 2008 el centenario del nacimiento de Olivier Messiaen, pedagogo, organista y sobre todo compositor que, más de quince años después de su muerte, sigue siendo un contemporáneo y es ya un clásico.


El año «Messiaen 2008» incluirá unos 700 conciertos en 27 paí­ses y 147 ciudades, en Francia, por supuesto (175 conciertos previstos), pero también en Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Estados Unidos, China y Japón.

Signo del interés que suscita este gran compositor del siglo XX, los organizadores no van a esperar la fecha exacta del aniversario de su nacimiento (el 10 de diciembre de 1908 en Aviñón) para lanzar las celebraciones: el «concierto inaugural» del centenario se realiza hoy en Parí­s, en el Teatro Bouffes du Nord.

«Olivier Messiaen se ha convertido en un clásico», explica el delegado general de la asociación Messiaen 2008, Claude Samuel. «Desempeñó un papel esencial en la modernidad musical y, al mismo tiempo, se situó más allá de las modas con una obra abordable para el gran público», agrega.

El público de Messiaen es grande, pero «todaví­a puede ampliarse», estima el organizador. La asociación Messiaen 2008 acompaña por ello su programa conmemorativo con un importante espacio pedagógico, que incluye una manifestación faro: los conservatorios son invitados a hacer interpretar simultáneamente, el 10 de diciembre, le «Quatuor pour la fin du Temps», compuesto en cautiverio en 1940.

Las celebraciones permitirán apreciar la herencia recibida por Messiaen (Mozart, Berlioz, Debussy…) y sus numerosos herederos. En efecto, teórico de la música, Messiaen fue también un gran pedagogo, y sus enseñanzas, particularmente en el Conservatorio de Parí­s, fueron seguidas por músicos que formaron la vanguardia de la segunda mitad del siglo XX, como Pierre Boulez, Pierre Henry, Karlheinz Stockhausen, Iannis Xenakis…

El piano (instrumento de su segunda esposa y de su primera intérprete, Yvonne Loriod) ocupa un lugar esencial en el catálogo del compositor, que cuenta más de 80 piezas.

Su nombre quedará asociado asimismo al órgano, instrumento que él tocó durante seis décadas, hasta su muerte en 1992, en la iglesia de la Trinidad de Parí­s, en la que un gran ciclo de conciertos está programado este año.

Messiaen, organista litúrgico, era un católico ferviente. Su fe se percibe en sus obras, como el «Et exspecto resurrectionem mortuorum», que será interpretado 28 veces en el todo el mundo a lo largo de 2008, y en su única ópera, la imponente «San Francisco de Así­s» (1983), que será representada en Varsovia y en Amsterdam.

El compositor tení­a una pasión singular por la ornitologí­a, convencido de que «los pájaros son los mayores músicos del planeta». Sus cartas de visita lo presentaban como «ornitólogo y rí­tmico», una manera de expresar también su gusto por el ritmo, asociado al del color.

Esa «música de vitral», en palabras del propio Messiaen, posee una expresividad y un poder de seducción inmediatos.

Pero el hombre, modesto, guardaba una parte de secreto: un misterio que no develará totalmente el año «Messiaen 2008», pese a la importancia de los homenajes (festivales en Londres y Suecia, «otoño» en Montreal, conferencia internacional en Birmingham…) que se le rinden.

«Olivier Messiaen se ha convertido en un clásico. Desempeñó un papel esencial en la modernidad musical y, al mismo tiempo, se situó más allá de las modas con una obra abordable para el gran público.»

Claude Samuel

delegado general de la asociación Messiaen 2008