Hace 50 años, la pí­ldora revolucionó a la sociedad


Una persona muestra una fila de pastillas anticonceptivas, la cual tiene el sistema de tomarse diariamente. Hace 50 años, autoridades de salud autorizaron la comercialización de la pí­ldora. FOTO LA HORA: AFP MYCHELE DANIAU

Mañana, hombres y mujeres en todo el mundo celebrarán un acontecimiento que revolucionó sus vidas hace 50 años: la aprobación por la autoridad sanitaria estadounidense (FDA) de la pí­ldora anticonceptiva.

POR KARIN ZEITVOGEL

La FDA anunció el 9 de mayo de 1960 que Enovid, un medicamento con receta usado durante años para tratar desórdenes menstruales, era seguro para su uso como contraceptivo oral y, gracias a una simple receta, millones de mujeres tuvieron la posibilidad de tomar decisiones que antes les estaban vetadas.

La pí­ldora brindó a las mujeres la libertad de decidir cuándo querí­an tener hijos y cuántos, y esta elección cambió sus vidas.

«Con la pí­ldora no tení­as que preocuparte por quedar embarazada, podí­as ir a la universidad o terminar la universidad y después eras libre de hacer algo con lo que habí­as aprendido», cuenta una mujer que pide ser citada sólo como Susan K.

Susan obtuvo una licenciatura y una maestrí­a en los años 70, antes de tener a su primer hijo a los 32.

Previamente a la pí­ldora, los embarazos no deseados eran el mayor obstáculo para las jóvenes para acceder a una titulación universitaria, confirma Priscilla Murolo, directora del programa de historia de las mujeres en el Sarah Lawrence College de Nueva York.

«En los 60, en las universidades estadounidenses la principal razón que alegaban las mujeres para dejar los estudios antes de licenciarse era que quedaban embarazadas», indica Murolo.

Pero a mediados de los 60, muchas universidades estadounidenses empezaron a ofrecer a las estudiantes recetas para la pí­ldora.

Hoy en dí­a, hay más mujeres estadounidenses con titulaciones superiores que hombres, pero el año en el que la FDA aprobó la pí­ldora sólo un cuarto del 3% de estudiantes que aprobaban el bachillerato eran mujeres.

Aunque la pí­ldora no sólo cambió hasta cuándo querí­an estudiar las mujeres sino también la forma en que practicaban el sexo.

«Podí­as tomarte una pí­ldora por la mañana y olvidarte. Hizo posible el sexo casual», dice Murolo.

«Fueras casada o soltera, con la pí­ldora podí­as tener una relación sexual en términos basados en el deseo de ambas personas más que en la preocupación de quedarse embarazada», explica Frances Kissling del grupo de apoyo Women Deliver.

«Así­ que la capacidad femenina de controlar su fertilidad contribuyó a la igualdad en el trabajo, la familia, la educación y también a la igualdad en la relación sexual en sí­ misma», detalla.

La pí­ldora tuvo además un efecto positivo en la salud de las mujeres, al permitirles controlar el número de hijos.

«Más allá de las mujeres que mueren al dar a luz, la salud fí­sica a lo largo de toda la vida de una mujer que ha tenido dos, tres, cuatro hijos frente a la que ha tenido ocho, nueve, diez niños, será mucho mejor como resultado de haber podido controlar su fertilidad», indica Kissling.

Este año, el aniversario de la pí­ldora coincide con el Dí­a de la Madre en Estados Unidos.

«Qué forma increí­ble de celebrar ser madre que celebrar ser una madre intencional», opina Terry O»Neill, presidenta de la Organización Nacional de Mujeres (NOW).

Pero las estadounidenses tuvieron que luchar por ese derecho.

Aunque 1,2 millones de mujeres en el paí­s usaban la pí­ldora a los dos años de ser aprobada, ésta seguí­a siendo ilegal en varios estados.

«Tení­amos leyes anticuadas que equiparaban la contracepción con la pornografí­a, porque una mujer casada debí­a celebrar el nacimiento y una mujer no casada sólo tendrí­a sexo si era una prostituta», explica Susan Yolen, portavoz de Planned Parenthood, una organización de planificación familiar que cubre Connecticut, uno de los estados en los que los anticonceptivos estaban prohibidos a principios de los 60.

En 1961, desafiando esas leyes, la entonces directora de Planned Parenthood, Estelle Griswold, y la decana de la escuela médica de la Universidad de Yale, Lee Buxton, abrieron un centro de salud en Connecticut que distribuí­a la pí­ldora.

Las dos mujeres fueron arrestadas y su caso llegó hasta la Corte Suprema, donde la justicia decidió en 1965 que el control de la natalidad era una cuestión privada en la que el gobierno no debí­a interferir.

Con esta decisión la pí­ldora se legalizó en los 50 estados y, a medio siglo de su aprobación, se mantiene como el método anticonceptivo más popular en Estados Unidos, donde la usan una de cada cinco mujeres.