El padre de la bomba atómica pakuistaní, Abdul Qadeer Khan, en residencia vigilada desde que confesó actividades de proliferación en Irán, Corea del Norte y Libia en 2004, dijo hoy que Islamabad levantó las restricciones, pese a las preocupaciones de Washington.
La Alta Corte de Justicia de Islamabad había ordenado el 6 de febrero devolverle la libertad a Khan, de 72 años y enfermo, pero la policía y el ejército seguían sometiéndole a la residencia vigilada y limitaban sus desplazamientos.
A finales de la semana pesada, tras una demanda presentada por el científico atómico, la Alta Corte de Justicia de Lahore (este) pidió explicaciones sobre el caso a las autoridades y se fijó una nueva audiencia para el viernes.
Hoy, los medios de comunicación paquistaníes informaban que estas restricciones fueron finalmente levantadas. «Gracias a Alá, es cierto», confirmó el hombre apodado «A.Q.» Khan.
El gobierno había indicado que se trataba de proteger a Khan de posibles secuestros, sobre todo por parte de servicios secretos extranjeros o de milicianos islamistas.
«Las informaciones que se pueden leer en los periódicos son correctas», añadió Khan, conocido por sus compatriotas como el «padre» del programa nuclear militar paquistaní y considerado un héroe nacional por haber alzado a Pakistán al rango de única potencia nuclear militar del mundo musulmán, en igualdad de condiciones con su vecino e histórico rival, India.
«Â¿Es usted un hombre libre?», preguntó un periodista. «Gracias a Alá, sí», repitió Khan. Su abogado, Syed Ali Zafar, confirmó el levantamiento de las restricciones.
En una confesión pública televisada en febrero de 2004, Khan reconoció, tras varios años de acusaciones de Occidente, haber dirigido una red que vendió en los años 1990 secretos y tecnología nuclear militar a Irán, Corea del Norte y Libia.
El entonces presidente paquistaní Pervez Musharraf, le perdonó pero le mantuvo en residencia vigilada.
Desde entonces, Estados Unidos siempre ha pedido interrogarle, al igual que los servicios secretos de otros país, pero en vano. Islamabad le ha mantenido recluido en su suntuosa villa de la capital.
Varios gobiernos sospechan de que su red no podía funcionar sin el aval o la complicidad del ejército de Pakistán, que controlaba el poder, e incluso de algunos miembros de los gobiernos civiles.
«En lo que se refiere a la policía, no impedimos ninguno de sus movimientos», declaró hoy un alto responsable de las fuerzas de seguridad de la capital, que pidió el anonimato.
Hacia el mediodía, nadie en el gobierno paquistaní estaba disponible para comentar la información. «Hemos visto las noticias en la prensa, estamos siguiendo la situación», se limitó en comentar el portavoz de la embajada de Estados Unidos, Richard Snelsire.
Tras el juicio del 6 de febrero, el gobierno tuvo que tranquilizar a Washington, quien expresó su preocupación por ver a A.Q. Khan tomar parte de nuevo en actividades de proliferación nuclear.
Ya no tiene acceso «a este dominio estratégico», afirmó entonces Islamabad, que prometió sin embargo, según Washington, seguir «controlando» sus movimientos, en especial en el extranjero.
Desde hace unos días, el acceso a la villa de Khan en Islamabad ya no estaba restringido por la policía, pero unos hombres armados vestidos de civiles, que se presentaron como «servidores» de Khan, declinaban en su nombre las demandas de entrevista de los periodistas.
Estados Unidos estima que el llamado «padre de la bomba» nuclear paquistaní, A. Q. Khan, todavía es «un serio riesgo de proliferación» de tecnología atómica, en respuesta al anuncio del científico, que aseguró que su país había eliminado las restricciones de movimiento en su contra.
«Pensamos que todavía representa un serio riesgo de proliferación, y expresamos claramente al gobierno de Pakistán nuestras inquietudes sobre A. Q. Khan», dijo un funcionario estadounidense.
Abdul Qadeer Khan, 72, bajo un régimen de residencia vigilada desde que reconoció en 2004 sus actividades de proliferación nuclear en beneficio de Irán, Corea del Norte y Libia, anunció hoy que había recuperado la libertad de movimiento.