¿Habrá vida en Cuba después de Fidel?


Unos cubanos releí­an el texto presentado por Fidel Castro publicado ayer en el diario oficial Granma, en donde renuncia irrevocablemente a la presidencia cubana.

Cuba entró hoy en una lenta etapa de transición sin Fidel Castro al mando, pero urgida de los cambios económicos prometidos por Raúl Castro, el más probable sucesor del histórico lí­der comunista, que debe ser electo el domingo, presidente.


La isla amaneció en total calma y digiere poco a poco el impactante mensaje escrito en el que Castro anunció ayer su renuncia a la Presidencia y al cargo de «Comandante en Jefe», luego de 49 años en el poder y 19 meses de convalecencia.

Ahora todo apunta al domingo, cuando el Parlamento electo en enero ratifique casi de seguro a Raúl como Presidente de Cuba, una función que desempeña de forma interina desde el 31 de julio de 2006, cuatro dí­as después de que cayera enfermo su hermano.

«No aspiraré ni aceptaré el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe», afirmó Castro, de 81 años, quien conserva el estratégico puesto de primer secretario del Partido Comunista (PCC), único y en el poder.

Al delinear un Gobierno colegiado, con dirigentes de la vieja guardia, de una generación un poco más joven y de la intermedia -como el vicepresidente Carlos Lage, de 56 años-, Castro dijo que existe la «autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo».

Su decisión se da en un momento crucial en que los cubanos viven un intenso debate de sus problemas, y la dirigencia comunista busca renovarse, corregir errores polí­ticos y económicos, acabar con la atrofia burocrática y aumentar la eficiencia productiva.

«Debemos comprometernos con él en que seremos capaces todos unidos, ahora y siempre, de mantener en alto la dignidad de esta patria, de hacerla cada vez más justa, libre, independiente y soberana», dijo el jefe del Parlamento, Ricardo Alarcón.

Los medios cubanos reproducen declaraciones de apoyo a la revolución, aun con el «Comandante» retirado por no tener -según dijo- «las condiciones fí­sicas» para «una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total».

«Â¿Y ahora qué?», se pregunta Annia, arqueando los hombros. Y sin pensarlo dos veces, responde para sí­: «Vamos a lo que sigue, ahí­ sí­ tápate con la colcha (prepárate). Ojalá lo que venga sea para enderezar la situación».

La joven, estudiante de idiomas de 30 años, dice que «anda en la calle» una ola de rumores de medidas por venir, desatada por el mismo Raúl cuando en julio pasado anunció «cambios» y en diciembre criticó «el exceso de prohibiciones y limitaciones».

En debates convocados por Raúl, los cubanos reclamaron la eliminación de la brecha entre salarios en pesos cubanos (15 dólares mensuales en promedio) y los altos precios en divisas, así­ como de las restricciones a viajar y hospedarse en hoteles, comprar y vender autos y viviendas.

La cautela es mayor en materia de polí­tica y de derechos humanos. «No espero ningún impacto positivo de la situación» en cuanto a libertades, dijo el disidente Elizardo Sánchez, tras reclamar la liberación de unos 240 presos polí­ticos.

Bajo este clima llega hoy el número dos del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, para conmemorar los diez años del histórico viaje de Juan Pablo II y dialogar con Raúl incluso de temas en los que tienen divergencias, según adelantó el canciller Felipe Pérez Roque.

En ví­speras de la visita y poco después de un diálogo de derechos humanos en Madrid, La Habana decidió liberar a siete presos polí­ticos, cuatro de los cuales viajaron a España, y confirmó a las autoridades ibéricas la intención de firmar en marzo de dos pactos internacionales de libertades polí­ticas, económicas y civiles.

Analistas, diplomáticos y otros no descartan que Fidel, desde su retiro médico y mediante las «Reflexiones del Comandante en Jefe» que escribe desde hace un año, ejerza poder de veto o aprobación de las decisiones del Gobierno.

«Seguiré escribiendo bajo el tí­tulo «Reflexiones del compañero Fidel». Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso», dijo en su mensaje.

Para muchos, las respuestas a las demandas sociales no resisten mucho tiempo de espera. Raúl, no obstante, advirtió hace poco que el nuevo Parlamento tomará «grandes decisiones» en esta «etapa compleja», pero que las soluciones vendrán «poco a poco».

Sin cambios


«Todo sigue igual» en Cuba tras la renuncia del lí­der Fidel Castro a la Presidencia y la probable sustitución por su hermano Raúl, estimó el periodista y poeta disidente cubano Raúl Rivero en una columna en el diario El Mundo.

La retirada de Fidel Castro «no significa que él vaya a dejar de controlar la vida y la muerte de los hombres y mujeres de este paí­s», dejó claro Rivero, que fue encarcelado en 2003. Vive en España desde que fue liberado, en 2004.

«Mientras Fidel Castro tenga un hilo de lucidez, nadie podrá tomar una decisión ni firmar un decreto sin pasar por él», advirtió Rivero, uno de los principales exponentes de los disidentes exiliados.

De igual manera se expresa la escritora cubana Zoé Valdés, que vive exiliada en Parí­s desde 1995.

En una crónica en El Mundo, Valdés prevé que la designación de Raúl Castro como presidente del Consejo de Estado inaugurará la era del «raulismo», que «no es diferente en nada al castrismo», aunque se preocupa más de la juventud cubana.

«No olviden que Raúl es igual que su hermano», advirtió.

El disidente cubano Héctor Palacios, que también vive en España, expresó ayer su escepticismo sobre la posibilidad de cambios a corto plazo en Cuba, al igual que otros cuatro presos polí­ticos cubanos liberados el sábado y que llegaron a España el domingo.