Respetable señor Presidente, los primeros cien días de su gobierno no son suficientes para cambiar la situación de pobreza y revertir el alto costo de la vida que vivimos, pero a partir de este lapso deberá profundizarse políticas públicas que transformen la realidad de los ciudadanos pobres durante los próximos tres años y nueve meses.
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«El Plan de Cien Días» propuesto para cumplir 132 acciones del nuevo gobierno se incumplieron, puesto que fue una estrategia y promesa de Campaña Electoral de la UNE, por lo que es meritorio que usted haya aceptado y dicho la verdad a la población, y no haber optado por discursos demagógicos como lo hizo el anterior gobernante. Ahora llueven críticas, especialmente de dirigentes políticos de oposición, y más de algún politiquero interesado en promocionarse, pero eso no debe desmotivar. Realmente, este corto tiempo es insuficiente para evaluar y conocer resultados concretos, que en parte son consecuencias del desorden presupuestario 2008 y el endeudamiento del Estado por más de dos mil millones de quetzales que le heredó í“scar Berger.
Son rescatables las acciones que impulsa el Consejo de Cohesión Social que dirige la Primera Dama, donde ha sido notable el acercamiento hacia las comunidades necesitadas y el carácter de encarar la cultura machista de nuestro país. Y para no perderse en el plan de gobierno, los altos funcionarios que integran el gabinete deben reflexionar sobre cómo emprender políticas que resuelvan nuestras necesidades. Se debe unificar criterios, unificar mandos y fortalecer la cohesión de los planes que dirige cada ministro e impulsar proyectos de nación en beneficio de todas y todos.
Abrir mesas de diálogo para lograr consensos con los distintos sectores sobre los problemas que nos aquejan, es importante, pero que no sean estrategias para gastar tiempo o distraer a los ciudadanos. El slogan «Tiempos de Solidaridad y gobierno de los pobres», debe concretarse mediante la eliminación de chapuses a los problemas y no seguir privilegiando al sector económico de siempre. No sigamos cometiendo errores garrafales, pues algunos empresarios de la cúpula del CACIF han sido los únicos que constantemente llegan a la casa presidencial para solicitar seguridad de sus negocios e imponer sus agendas comerciales, eso es fatal. Contrario a la falta de atención a los planteamientos del movimiento campesino que lidera CNOC y menospreciar las marchas multitudinarias, pues ni siquiera son atendidos. Despierta suspicacias y dudas sobre el posible teje y maneje del Estado por la cúpula económica dominante, ahora que se instaló el Consejo de Desarrollo Rural donde sólo se nombraron empresarios más algún paisano indígena desconocido. Pregunto, ¿Qué tanto le interesa a un empresario solucionar la pobreza rural?, o usaría al Estado para impulsar sus políticas sectoriales.
Finalmente son entendibles las preocupaciones por el alto costo de la vida, por ello, el partido oficial en el congreso tiene la responsabilidad de promover la aprobación urgente de la Ley de Desarrollo Rural. La propuesta es apoyada por varias organizaciones sociales que creen que mediante la normativa se podrá accesar a la tierra, beneficiarse de créditos y lograr promocionar los productos comunitarios.