«En ocasión de los recientes incidentes relacionados con la elección, insistí y seguiré insistiendo (en la necesidad) de aplicar la ley. Ni el sistema ni el pueblo cederán por la fuerza», declaró el ayatolá Alí Jamenei, tras diez días de multitudinarias protestas que dejaron al menos 17 muertos, unos cien heridos y un centenar de detenciones.
Jamenei, máxima autoridad de la República Islámica, ya había defendido la semana pasada la legitimidad de la reelección de Ahmadinejad en los comicios del 12 de junio y exigido el fin de las protestas, lideradas por el candidato reformista y ex primer ministro Mir Hosein Musavi.
El canciller Manuchehr Mottaki dijo que Irán consideraba reducir el nivel de sus relaciones con Gran Bretaña, acusada de fomentar los disturbios.
El gobierno británico anunció ayer la expulsión de dos diplomáticos iraníes, en represalia por una medida similar contra dos miembros de la legación de Londres en Teherán.
El ministro de Interior iraní, Sadegh Masuli, acusó, además, a Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos internos y sostuvo que los «agitadores» recibieron fondos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la oposición en el exilio de los Muyaidines del Pueblo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó ayer la represión violenta de las protestas y afirmó que la legitimidad de la reelección del conservador Ahmadinejad plantea «serios interrogantes».
En el plano interno, las autoridades mantienen una fuerte presión.
Unos 25 periodistas y empleados del diario Kalemeh Sabz, creado por Musavi para su campaña y prohibido al día siguiente de los comicios, fueron detenidos el lunes, según informó a la AFP el miércoles una de las directoras de redacción del periódico.
La policía dio parte del hecho anunciando una redada en «la sede de campaña de uno de los candidatos», que servía para «organizar las recientes manifestaciones y disturbios (…), así como acciones contra la seguridad nacional».
La esposa de Musavi, Zahra Rahnavard, pidió la liberación de todas las personas detenidas en las últimas dos semanas.
Las últimas protestas señaladas en Teherán datan del lunes.
Otro candidato, el conservador Mohsen Rezaie, ex jefe de los Guardianes de la Revolución, ejército ideológico del régimen, anunció que retiraba sus denuncias de fraudes, asentando un golpe a la estrategia de la oposición.
Rezai justificó su decisión por el hecho de que «la situación política, de seguridad y social del país ha entrado en una fase sensible y determinante, que es más importante que las elecciones», en una carta dirigida al Consejo de los Guardianes, la máxima autoridad electoral.
Irán decidió no participar en la reunión de cancilleres del G8 que comienza el jueves en Trieste (Italia) para discutir la estabilización de Afganistán, pero que sin duda tendrá entre sus principales preocupaciones la situación en la República Islámica.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, reiteró el martes que consideraba «difícil» que haya habido fraude en Irán, dada la diferencia de votos (63% para Ahmadinejad y 34% para Musavi), pero se mostró preocupado por el hecho de que haya «inocentes muriendo, lo que es lamentable e inaceptable para cualquier demócrata del mundo».
Zahra Rahnavard, esposa del derrotado candidato a las elecciones presidenciales del 12 de junio, Mir Hosein Musavi, pidió la liberación de las personas detenidas los últimos días, según el sitio de Internet de la campaña del candidato.
«Lamento que una gran cantidad de los miembros de la élite política y de personas hayan sido detenidas y pido su liberación», declaró Rahnavard.
«No fui detenida. Continúo mi trabajo en la universidad pero al mismo tiempo, junto a la gente, protesto» contra los resultados oficiales de la elección, declaró.
«El nacionalismo y la sangre de los mártires exige que esté presente, sin dejar de protestar contra el resultado de las elecciones, y que defienda dentro del marco de la ley el derecho de la gente», continuó.
Rahnavard agregó que el poder no debe actuar como si estuvieran «en estado de sitio».
Desde el anuncio de los resultados de la elección del 12 de junio, en la que el presidente Mahmud Ahmadinejad se consagró para un segundo mandato, los partidarios de Musavi se manifestaron en Teherán y en las provincias.
Decenas de responsables políticos y periodistas críticos y centenares de manifestantes fueron detenidos en Teherán y en provincia.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, confirmó que no viajaría a Italia para una reunión sobre Afganistán al margen de una cumbre de cancilleres del G8 en Trieste (noreste de Italia), del 25 al 27 de junio, informó la agencia ISNA.
«No tengo previsto viajar a Italia», declaró Mottaki.
El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, había afirmado el lunes que la invitación enviada a Irán para acudir a Trieste vencería durante el día si no tenía respuesta.
«Hoy estamos a lunes y consideramos entonces que la invitación será rechazada si ninguna respuesta nos llega» de aquí a finales del día, había declarado Frattini, citado por medios locales.
El Gobierno italiano había invitado a Irán, con la aprobación de Estados Unidos, a la reunión el viernes dedicada a la estabilización de Pakistán y Afganistán.
Unos 25 periodistas y empleados del diario iraní Kalemeh Sabz, del derrotado candidato presidencial Mir Hosein Musavi, fueron detenidos, informó hoy un miembro de la Redacción en jefe del periódico.
«Hay cinco o seis miembros del personal administrativo y los demás son periodistas. Fueron detenidos el lunes», afirmó Alireza Beheshti. «Los agentes que vinieron al diario no presentaron ninguna orden», agregó.
Beheshti precisó que entre los detenidos había cinco mujeres que fueron puestas en libertad el martes por la noche.
El diario, que recibió su autorización poco antes de la elección presidencial del 12 de junio, fue prohibido un día después de los comicios.
Musavi impugna los resultados de la presidencial en la que, según el ministerio de Interior iraní, fue reelegido el presidente ultraconservador Mahmud Ahmadinejad. Musavi pide que se organicen nuevas elecciones.
Tras el anuncio de los resultados el 13 de junio, cientos de miles de sus partidarios salieron a las calles para protestar.
El pasado sábado, las manifestaciones degeneraron dejando oficialmente 10 muertos y más de 100 heridos.
Numerosos periodistas iraníes han sido detenidos en los últimos días. Las autoridades de Teherán también impusieron importantes restricciones a la prensa extranjera.