Guatemaltecos y guatemaltecas


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El hombre debe considerar cuán rico es el reino que pierde al hacerse conformista. Henry Kaiser.

Cada mañana tengo que caminar unas cuadras desde mi casa a un centro comercial para atender necesidades básicas de mi familia y me lleno de admiración y asombro al observar como los y las guatemaltecas se apegan a la vida con gran amor, sabiduría y esfuerzo.

Edith González.


Pienso en ellos como la gran fortaleza del país, pues aferrados a su ambiente le van dando forma a las horas, días, semanas, meses y años siempre sonrientes, amigables y con ganas de vivir.

Muchos dirán que esta imagen no existe, pues su pesimismo domina sus vidas. Sin embargo, hay guatemaltecos y guatemaltecas que están listos para ganarle al día. Gente que espera transporte, que va para sus trabajos, que busca conocimiento en el estudio, jóvenes alegres, niños sorprendidos a cada paso, es la escena común que encuentro cada mañana en mi rutina. Y creo que estos grupos humanos son los que hacen que Guatemala se mantenga vigente, porque segura estoy que en otras partes de la ciudad, en los pueblos, en las aldeas, en las montañas hay personas como las que  yo encuentro a mi paso.

A ellos es a quienes dedico todos los días una sonrisa abierta y mi pensamiento. A Esos guatemaltecos que aún a sabiendas que hay serias dificultades en el país, realizan su mejor esfuerzo para obtener del día algo positivo. Los que van a trabajar a diversos puntos, cargando su bolsa con su almuerzo. O sus útiles escolares en la mochila. Van en busca del triunfo y actúan positivamente. ¿Por qué no imitarlos? Ellos son las verdaderas personas que hacen crecer a Guatemala.

Si por un momento en el día pensamos en positivo, el valor agregado por Guatemala será valor agregado para nuestra familia, para nuestra sociedad para nuestros hijos y nietos. HAGÁMOSLO.

Se estima que para el 2020 Guatemala tendrá 18 millones de habitantes y seguramente la carga social va a generar problemas, entre otras razones, por la falta del positivismo que tanta falta hace.
Empecemos a actuar en positivo, como sucede con estos grupos de personas que cada mañana me encuentro en la calle y podremos llegar a esos 18 millones con mejor salud mental y minimizar la conflictividad.

No puedo apelar a las autoridades porque estas no están interesadas en estos temas y sus prioridades son otras y ni siquiera saben que hay guatemaltecos como los de esta historia. Somos nosotros los que debemos de mantener nuestro positivismo e irradiarlo a otros que están cerca para lograr una sociedad más incluyente, más solidaria, más guatemalteca y más humana.

Avancemos nosotros y busquemos el punto de encuentro que nos permita ser fuertes, positivos y transmisores de esa vertiente que nos llevará a puerto seguro, con mares tranquilos y vientos frescos. Hoy es el tiempo. Hoy que estamos cerca de la familia. Hoy que podemos actuar, hagámoslo. Las nuevas generaciones quizás ni siquiera nos identifiquen, pero sabrán que alguien como usted, como ella, o como él, les dejamos un mundo mejor.