El jurado de la XXIII Convención de Clubes de Jardinería de Centroamérica y Panamá eligió como ganador del Premio a la Conservación de los Recursos Naturales el proyecto «Generación de Oportunidades, Participación Genuina y el Esfuerzo Conjunto son elementos para Proteger la Madre Tierra» de la Asociación guatemalteca Rijatzul Q»ij.
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El proyecto fue presentado por los Clubes de Jardinería de Guatemala y tiene como elemento principal el uso del Ox, conocido como árbol del Ramón.
El evento, que se lleva a cabo cada dos años, se realizó en El Salvador; en esta edición, se planteó el reto de contribuir a la protección de los recursos naturales y del medio ambiente, razón por la cual se entregó este premio ecológico en el que se presentaron en competencia cinco proyectos.
«Esta es la primera vez que Guatemala gana un premio internacional en este campo, es un verdadero honor y un precedente pues estamos yendo un paso más allá del diseño en el mundo de las flores y las plantas», expresó la Presidenta del Club Jardín Guatemala, Myriam de Pennington.
«Guatemala presentó un proyecto que apunta al desarrollo integral comunitario ya que busca el aprovechamiento de los recursos naturales nativos de una región, prevé su sostenibilidad y genera un mejor nivel de vida para las personas y su comunidad», indicó
Un proyecto ejemplar
El Ox es considerado en la cosmovisión Maya como el «árbol sagrado» y «fuente de vida» y se constituye en el pilar de una estrategia de desarrollo rural integrado en el área rural de Guatemala.
El proyecto es impulsado por la Asociación Rijatzul Q»ij (Semilla de Sol), en cooperación con grupos mayas asociativos de Guatemala, en particular con la Asociación Hidroeléctrica Chelense, ubicada en la aldea Chel, San Gaspar Chajul, Quiché.
Esta iniciativa incluye el aprovechamiento de una cuenca hidrográfica para generar energía limpia por medio de una micro-central hidroeléctrica que surte electricidad en un sitio aislado a 10 comunidades de la región ixil, induciendo un pago por servicios ecosistémicos que permiten la operación de viveros comunitarios de especies nativas que incluyen al Ox, convirtiéndose en una oportunidad actual y concreta de generar encadenamientos productivos para fomentar el empleo local.
«Como consecuencia de las condiciones de extrema pobreza y cultura de la población que hacen uso de la madera, la leña para construcción y consumo energético, así como la poca capacidad y conocimiento para recuperar de los bosques especialmente los nativos, ha contribuido a que el área que abarcan las once comunidades de la micro cuenca del río Chel, se encuentren en gran parte deforestadas y poco asistidas», explicó Brenda de Rich, directora del Comité de Convenciones del Club Jardín Guatemala.
«Lo cual a su vez ha propiciado en gran medida la degradación de los suelos, perdida de la flora y fauna de importancia local, la incidencia de desastres naturales, la poca adaptación de las comunidades a los cambios súbitos y repentinos y el agotamiento de las fuentes de agua», añadió.
En este contexto, la Asociación Rijatzul Q»ij (Semilla de Sol) promueve la diseminación de la energía renovable y el uso productivo de la misma, por medio del apoyo a la autogestión local de los recursos naturales desarrollando y acuñando el concepto de Organizaciones Locales para la administración de Proyectos de Energía -OLAPE»s- y comisiones integrales de cuencas las cuales están integradas por los líderes y liderezas de las comunidades que comparten territorios, muchas veces trascendiendo límites entre más de dos municipios.
Es un árbol grande multiuso con ramas ascendentes que forman una copa redondeada, posee un tronco recto y su corteza es áspera de color gris negruzca y frecuentemente con escamas grandes y cuadradas, puede llegar a medir entre 20 a 45 metros de altura, pero puede alcanzar hasta 50 metros de alto y 150 centímetros de diámetro (DAP), es nativo de del sur de México, América Central y el Caribe, la corteza es áspera, gris negruzca y frecuentemente con escamas grandes y cuadradas, puede llegar a producir de 4 a 5 quintales de semilla y empieza a ensayar entre los 3 a 5 años de vida.