Guatemala y sus procesos viciados de elección


pedro-pablo-marroquin

Hay quienes ahora pregonan que la solución para los problemas que atravesamos pasa por la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, pero eso resultaría siendo, tal y como me dijo un mi buen amigo y mentor, “cambiar todo para que nada cambie” y al final de cuentas, terminaríamos en lo mismo porque los que elegirían en una constituyente son los mismos partidos políticos que ahora son la cara visible de los vicios del sistema.

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt


Lo anterior no es un simple capricho; si usted lo analiza fríamente puede que llegue a las mismas conclusiones y para ello, es necesario que vayamos viendo ejemplos concretos. Nuestras elecciones generales en las que se eligen presidente, diputados y alcaldes, tienen el vicio que los candidatos que alcanzan las casillas son aquellos que han tenido la capacidad de financiarse u obtener financiamiento. Los planes y cualidades de los candidatos terminan importando tan poco como el origen del dinero y lo que pretenden obtener los financistas a cambio de su aporte.

Si vemos la elección de jueces y magistrados a la Corte Suprema de Justicia, nos damos cuenta que el vicio está en la forma en la que se coopta el Colegio de Abogados (en la que se aplica el mismo sistema de financiamiento de las elecciones generales) y la manera en que se cooptan o crean nuevas universidades para poder tener presencia en las Comisiones de Postulación  e incidir, así, de manera directa en el voto, dado que los rectores y decanos de las facultades de derecho forman parte de la comisión.

Primero se negocia en las Comisiones de Postulación y luego el vicio pasa al Congreso de la República. Tanto en las comisiones como en el Congreso  se negocia a través del dinero, a través de ofrecimientos de puestos de trabajo en la institución a elegir o el compromiso para mantener influencias y asegurar impunidad (que tanto le sirve a muchos); en base a esos parámetros terminan eligiendo a la gran mayoría de candidatos que servirán al sistema paralelo de justicia.

Lo mismo ocurre en la elección de Fiscal General, pues ahora está visto cómo se perfilan los votos de los 14 integrantes que tiene la Comisión de Postulación, conformada por el Presidente de la CSJ, quien la preside, los decanos de las facultades de Derecho del país (que para este caso son 11 personas), el presidente de la Junta Directiva y del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados. Cada aspirante necesita nueve votos para poder estar dentro de los seis elegidos y aquí el vicio radica en la cooptación de las decanaturas y el Colegio de Abogados.

Tras ello, viene el siguiente vicio y es  lo que se negocia con el Presidente de la República, quien debe elegir de la lista de seis integrantes en la que puede que aparezca un par de personas comprometidas en la lucha contra la impunidad, pero solo para taparle el ojo al macho, porque el juego ideal consiste en que los seis de la lista sean afines al sistema paralelo por tres razones: para garantizar impunidad (nadie se va a pegar un tiro en el pie), por  la conformación del Consejo del MP y porque si el nuevo presidente decide remover al fiscal, deba elegir dentro de los otros cinco pactados en el régimen anterior.

Con todo lo anterior, ¿se da cuenta de lo importante que se vuelve la cooptación de las rectorías, de las decanaturas y de los colegios profesionales? Pero, además, incide el vicio del financiamiento oscuro cuando toca al Ejecutivo o Legislativo hacer la elección final.

Con estos sistemas de elección, la mesa queda servida para asegurar los vicios, cooptar todo y asegurar el manto de impunidad.