Guatemala y la Huelga de Dolores de la Usac


Las tradiciones estudiantiles, alegres y despreocupadas, pero con hondo sentido humano, se concentraron en la Universidad de San Carlos de Guatemala, con su propio tiempo histórico incorporado de la más auténtica prosapia desde su fundación en 1676.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela

La más hermosa y original de estas tradiciones universitarias, surgida a finales del siglo XIX y con amplia vigencia en nuestros dí­as es la llamada Huelga de Dolores, sucinta y jocosamente trazada por los estudiantes de esa época. Para entenderla hay que sumergirse en la idiosincrasia del pueblo de Guatemala: sacro, tradicional, casi autárquico, que habita ciudades-estado en el más puro sentido de la polis griega, la expresión estudiantil fue urbana, propia de la Nueva Guatemala de la Asunción. Estos estudiantes con ideas claras y frescas, tuvieron una visión nueva, contestatarias, pero nobles y llenos de profundo sentido del humor, tan propio de los guatemaltecos, en particular del mestizo de la nueva ciudad de Guatemala. Humor fino, respetuoso, hiriente, mordaz, desemboca siempre en la crí­tica social a las dictaduras militares, a la opresión religiosa y a la prosopopeya académica.

Los inicios de la Huelga de Dolores de Universidad de San Carlos de Guatemala no fueron procaces, sino un fiel reflejo de las aspiraciones populares en contra de las dictaduras y de la opresión a las ideas y a la libertad, y por lo tanto, ofreció un canal de expresión singular al pueblo de

Guatemala para manifestar su crí­tica a las instituciones estatales, militares, universitarias y eclesiásticas.

íšnica en su género de América y en el mundo iberoamericano, la Huelga de Dolores ha llegado más allá de la centuria. La Chinche Barnoya y el estudiantado de principios del siglo XX escribieron esa parte de la historia universitaria, mí­nima parte de Guatemala para ser contada en los pasillos universitarios y para ser comprendida por todos los que a fuerza de ser jóvenes intentan transformar el mundo con sus ideales. ¡Sólo cuando la juventud nos envuelve tenemos el mundo en las manos y somos capaces de transformarlo!

Unido indisolublemente a la vida de la Huelga de Todos los Dolores, este artí­culo es un homenaje a todos los que vivieron en aquellos tiempos de dictaduras y procesiones solemnes que asentaron su inmensa e intensa huella en la sociedad guatemalteca.

En la Huelga de Todos los Dolores se representa la vida diaria, urbana de la Nueva Guatemala de la Asunción, de las vicisitudes sociales de Guatemala a través de la crí­tica externada por su más preciado tesoro: los jóvenes estudiantes. Con su versatilidad y su lenguaje, en los claustros del Universitas Paraninfum, el Rector Magní­fico entona con sus Sinodales Académicos y su Secretario de Cámara las solemnes notas del

Gaudeamus igitur, juvenentus sumus / vivat academiae, vivat profesores / vivat membrum / semper sit in floret…

Extramuros, en la fuente colonial de la Escuela de Derecho por la calle de la Universidad, la Chinche Barnoya, el Moyas Asturias, Chocochique Balcárcel, salmodian esa hermosa canción iconoclasta e irreverente con música de Joseph Castañeda, La Chalana, que se convirtió en la canción epónima de los estudiantes carolinos:

Contemplad los militares / que en la paz carrera hicieron; / vuestros jueces a millares / que la justicia vendieron; / vuestros curas monigotes / que comercian con el credo / y patrioteros con brotes / de farsa, interés y miedo.

Y con ello, todos los estudiantes orlan esos desfiles bufos a Guatemala «esa patria añeja» con gracia y profundo amor por su paí­s. La Huelga de Dolores es un jirón de la Historia de Guatemala y ha contribuido a cimentar los valores de los ilustres profesionales que han egresado desde finales del siglo XIX de las aulas carolinas hasta nuestros dí­as.