Ayer concluyó su visita a Guatemala el doctor Anand Grover, originario de la India, Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Salud, llegando a la conclusión que son preocupantes las condiciones que rodean este sector en nuestro país.
El alto funcionario dijo que si Guatemala fuera el paciente y él estuviera como médico, tendría que decir que este paciente está muy enfermo. Los médicos en estas condiciones estarían administrando oxígeno. Reconoció que se han operado algunos cambios, pero la situación tiene que abordarse en todos los niveles. El Relator tocó el tema del alto precio de las medicinas, el cual atribuyó a la exclusividad de que gozan las farmacéuticas para la producción de los genéricos.
Dijo que los resultados son desastrosos en el tema de medicamentos, pues el 80 por ciento se adquiere en el sector privado y la mayoría de la población vive en la pobreza. Sugirió que el gobierno se apegue a los programas de la Organización Panamericana de la Salud para la compra de medicinas. De esta manera se puede librar de la presión del mercado que le vende productos caros, y de la discrecionalidad que tienen los funcionarios para su adquisición con determinados proveedores.
Como reacción a los comentarios del Relator, el viceministro de Salud, doctor Guillermo Echeverría, dijo que «la solución está en manos de todos nosotros», al señalar que esa cartera está apostando a la medicina preventiva, con un énfasis especial para la introducción de vacunas como la de Rotavirus, que permitirá mejorar la morbilidad de los niños con problemas diarreicos y de esta manera disminuir la mortalidad infantil.
Sin duda, el enfoque del Viceministro es correcto. Históricamente se ha incurrido en el error garrafal de haber volcado el 80 por ciento del presupuesto de Salud hacia la curación y apenas el 20 por ciento hacia la prevención. Otro error es que muchos de los ministros han sido pediatras, oftalmólogos, cirujanos, etc, olvidando que lo que ahí se necesita es un salubrista.
Recordamos que el doctor Carlos Ghelert Mata, un prestigiado salubrista que en nuestra opinión ha sido el mejor Ministro de Salud de la época contemporánea (1988-1991) y un funcionario de trayectoria intachable, libró una lucha titánica para el impulso de la medicina preventiva. Su objetivo era salirle al paso a las enfermedades con medidas novedosas como la educación en salud, las campañas de vacunación, la yodización de la sal, la administración de la vitamina A, la introducción de agua potable y la letrinización. Desdichadamente, los funcionarios que le sucedieron no continuaron su labor, y por eso ahora el Relator dice que Guatemala es un país que está muy enfermo.