Con el 43,4% de menores de 6 años con desnutrición crónica, Guatemala sigue encabezando esta siniestra lista en Centroamérica, pese a los avances registrados en los últimos años, según resultados preliminares de una encuesta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los resultados, que coinciden con el informe Estado Mundial de la Infancia, presentado ayer por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dan cuenta de una leve mejoría si se toma en cuenta que hasta el 2008 esta cifra se ubicaba en 49,3%.
«Sin embargo, los más afectados siguen siendo los habitantes de poblaciones rurales e indígenas, donde el porcentaje de desnutrición crónica llega, en promedio, a un 70%», destacó Ivan Yerovi, representante adjunto de Unicef en Guatemala.
Aunque la oficina del organismo multilateral reconoció que hubo avances recientes, el experto destacó que éstos fueron mínimos, pues Guatemala continúa encabezando las estadísticas de la región y, según Adriano González-Regueral, representante de Unicef en el país, sus índices se comparan con los de Madagascar, Etiopía, Yemen y Nigeria.
«En el tema de desnutrición aguda, cada año, de forma cíclica, se presentan casos de desnutrición aguda, y en el 2009 la situación se agudizó nuevamente en los (siete) departamentos del corredor seco», ubicados en el noreste del país, destacó González-Regueral.
Otra preocupación de la Unicef, según el informe, son los altos índices de impunidad de los crímenes que se comenten contra la niñez y la adolescencia en este país centroamericano.
Según Naciones Unidas, el 98% de los casos que llegan a los tribunales guatemaltecos quedan en la impunidad.
La V Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI) 2008-2009, realizada por la OPS, destacó otros avances en el área de salud de niños y mujeres guatemaltecos.
La mortalidad infantil descendió a 30 por cada 1.000 niños nacidos vivos, cuando en el 2002 era de 39, y la planificación familiar de mujeres entre 15 y 49 años (en edad fértil) subió de 43% a 54,1%.
«Se deben buscar los recursos para invertir y al mismo tiempo focalizar la intervención, como lo está haciendo el gobierno, en la población indígena, en educación, en la vigilancia activa y acciones para evitar la desnutrición crónica y aguda», afirmó Pier Paolo Balladelli, representante de la OPS en Guatemala.
Según el funcionario, «Salud no es sólo estar bien, es también desarrollo económico y desarrollo productivo. Ahí tenemos que aumentar la inversión», recalcó.