Guatemala casi le declara la guerra a Estados Unidos


Las agencias internacionales de prensa han mantenido sospechoso silencio al respecto, pero a mí­ da la impresión que la señora Hillary Clinton, secretaria norteamericana de Estado, ha de haber reunido a sus asesores para examinar la respuesta que el gobierno norteamericano le enviará al ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, el extravagante señor Haroldo Rodas.

Eduardo Villatoro

Por si usted no está enterado de la noticia que ha originado desvelos de los altos funcionarios diplomáticos estadounidenses y que le dio la vuelta al mundo, como suelen decir hiperbólicamente parlanchines presentadores de noticias por TV, le cuento resumidamente lo que ha provocado que las relaciones entre Guatemala y Estados Unidos estuviesen al borde de un conflicto armado que podrí­a haber sido de grandes proporciones.

Fí­jese usted que una empresa de correspondencia llamada FedEx, que tení­a a su cargo trasladar documentos y paquetes de diferente í­ndole de un paí­s a otro, por medio de la Corporación Inmobiliaria La Luz, de capital guatemalteco, cometió el abuso en Florida de abrir envoltorios que contení­an pasaportes de compatriotas que viven en Miami y sus alrededores, dando aviso a tres de los destinatarios, quienes, al llegar a las oficinas de aquella bondadosa empresa,  fueron detenidos por agentes de Migración y de inmediato deportados a Guatemala por permanecer ilegalmente en el paí­s de los ensueños.

Como el fin no justifica los medios, han de haber pensado los funcionarios de la Cancillerí­a guatemalteca, el gobierno del presidente ílvaro Colom, comprensiblemente indignado por ese atropello, envió una nota de protesta al Departamento de Estado de gringolandia, además de solicitar que realice una investigación en el caso de los chapines deportados.

Hasta el momento de escribir estas notas, abrumado por el insólito abuso de los funcionarios de Migración de Estados Unidos, no tengo conocimiento que el gobierno de Mr. Obama haya respondido al reclamo diplomático del Canciller Rodas, pero se filtró que el régimen guatemalteco estaba presto a tomar represalias, si no es que un veterano y sensato empleado de esa cartera ministerial, del ramo de conserjerí­a -no escribí­ consejerí­a-, al escuchar involuntariamente las discusiones de tan elevados personajes, les contó a esos funcionarios de la diplomacia chapina lo siguiente:

Relata este modesto empleado de limpieza -trapeador en ristre- que hace varias décadas, cuando un culto general era el Presidente de la República, ante la crisis económica que viví­a el paí­s le dijo a sus ministros de Estado que habí­a decidido declarar la guerra a Estados Unidos, en vista de que naciones europeas, como Italia y Alemania, y Japón en Asia, se convirtieron en prósperas potencias industriales después de haber sido vencidas bélicamente por los marines norteamericanos.

En esa reunión del gabinete presidencial pidió la palabra el que era ministro de la Defensa Nacional, quien dijo más o menos lo siguiente: Señor General Presidente, la idea me parece magní­fica, porque se ha visto que todos los paí­ses que perdieron la guerra con Estados Unidos, después recibieron mucha ayuda económica; pero me asalta una duda: ¡¿Y si ganamos la guerra?¡

Se rumorea que esa intervención salvó entonces que Guatemala entrara en conflicto militar con Estados Unidos y en estos dí­as sirvió para evitar que el gobernante Colom le reclamara  airadamente al presidente Obama la insolencia de sus  subordinados de Migración.

¡Hubiera sido una hecatombe nuclear!, exclama Mr. RomualdoTishudo.