GUATEMALA, AFUERA DEL PARLACEN


Hoy de madrugada, Radio Escandinava, que se interesa especialmente por Centro América, comentó una vez más el daño que al status de esos cinco paí­ses, pero especialmente a Guatemala le ocasiona el Parlacen. «Su presencia los difama», aseveró el locutor.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

«Nosotros, los escandinavos no alcanzamos a comprender» afirmó la Radio. «Cuáles son los beneficios que a esos pobres paí­ses les significa esa institución, un invento de politiqueros astutos y aprovechados a quienes se les ocurrió hacerle esa jugada a los pueblos centroamericanos. Sí­, a todos ellos, menos a Costa Rica, que no permitió que se la babosearan».

«Es que», continuó el locutor, «el que el Parlacen haya sido inventado por politiqueros explica por qué se auto despacharon con la cuchara grande. Fue así­ que se autoadjudicaron un buen salario, que, según vox pópuli, es algo que no se merecen. Es más, también crearon ese elefante blanco para protegerse de la justicia que podrí­a, según sus malos manejos, acusarlos y perseguirlos. Así­ fue que se adjudicaron una impunidad que tampoco se merecen».

«Nosotros los escandinavos, estamos seguros, que aquellos escasos honorables que entre ellos, no tienen colas, votaron en contra de que se les adjudicara esa impunidad, porque eso es algo que los desacredita», afirmó, con su tí­pico acento del locutor.

«El presidente de Guatemala Berger», dijo el escandinavo, «prometió, al inicio de su gestión, acabar con el inútil Parlacen, pero parece que una vez más le está siendo difí­cil el cumplir con sus promesas. Y ello, a pesar de que d. í“scar, exitoso cultivador de caña, no necesita ese sueldo, y, como además sus cuentas han sido cabales, no tienen que andar rehuyendo una auditorí­a», nos dijo, muy categórico el escandinavo.

«Como siempre, y esta otra vez, también como siempre», continuó la Radio, «hay honrosas excepciones, y allá en esa asamblea hay algunos pocos chapines que hemos querido contar y que nos ha hecho difí­cil, pero que, creemos, no tienen que rehuir la justicia y estarán dispuestos a renunciar a esa impunidad», «Â¿Se atreverán a hacerlo?» se peguntó con un dejo de incredulidad el escandinavo.

«Ahora, en lo que respecta a ese inmerecido salario en dólares» continuó el locutor, «y siendo que es ilusorio pretender que, en un gesto de altruismo, renuncien a él, pues nuestro único consejo a los guatemaltecos es que no quiten el dedo del renglón y persistan en que Guatemala se retire del Parlacen» enfatizó con mucha claridad, el locutor.

«Esperar a que disuelvan y así­ desaparezcan el Parlacen» continuó el escandinavo «es una labor que depende de politiqueros y por lo tanto, fútil.». «Nuestro consejo, muy sincero y categórico para los guatemaltecos, repetimos, es que Guatemala siga el ejemplo de Costa Rica y se retire del Parlacen».

Y así­ terminó esta aleccionadora transmisión cuya imparcialidad y buena fe, no puede discutirse.

La Lila me preguntó: «Carlos, ¿cuántos millones de dólares es el presupuesto del Parlacen? «No lo sé» le dije, «lo que sí­ sé es que cada vez que me lo dicen, me da cólera y tristeza».