Guadalajara, a la final


Impotencia. Matí­as Vuoso, delantero de las íguilas, muestra su descepción por no haber podido anotar ante las Chivas.

Guadalajara tramitó un empate sin goles con el América ayer en el partido de vuelta de la semifinal del torneo Apertura-2006 del fútbol mexicano y logró un global de 2-0.


Ahora las Chivas se medirán en la final con los Diablos Rojos del Toluca que eliminaron al Pachuca con una pizarra acumulada de 2-1.

Adolfo Bautista salió con la idea de ampliar la ventaja para las Chivas al sacar dos escopetazos desviados del poste derecho de la porterí­a americanista.

Al minuto 17, la fortuna sonrió para el Guadalajara que se vio beneficiado por un par de rebotes en el área. Luego de un remate de Matí­as Vuoso y otro de Cuauhtémoc Blanco, el arquero Oswaldo Sánchez pudo hacerse con la pelota ante la incredulidad del público.

América dejó de hacerse presente en la zona de definición de los rojiblancos que siguieron probando suerte desde fuera del área con disparos, uno de ellos, obra de Ramón Morales, exigió la intervención del cancerbero de las íguilas. Dos misiles más de Bautista se fueron a un lado.

En tí­mida reacción, Alejandro Argí¼ello sacó un calcetinazo directo a las manos del portero del Guadalajara.

En vista de que no llegaba el gol, América sacrificó a uno de sus volantes de contención para darle cabida al paraguayo Nelson Cuevas, quien por momentos pareció dar la dinámica necesaria por el lado izquierdo.

Al minuto 45, el portero americanista estuvo en el lugar preciso para evitar la caí­da de su marco en un disparo a quemarropa de Diego Martí­nez, quien dejó ir la posibilidad de sentenciar la eliminatoria.

Y en tiempo de compensación, Vuoso remató un centro y puso la pelota en el poste izquierdo.

América comenzó la segunda mitad ejerciendo presión, pero sin suerte ya que en un tiro libre ejecutado por Cabañas, el portero estaba vencido ante el desví­o del balón en la espalda de un defensa, pero se fue apenas desviado.

A veinte minutos del final, en una determinación desesperada, ingresó el argentino Claudio López por el defensa central Duillo Davino. Y vino una ráfaga de ataques sobre la cabaña de Chivas con un tiro de Cuevas y luego una palomita de Juan Carlos Mosqueda, pero ambos sin tino.

El arquero de las íguilas comenzó a aparecer con frecuencia ante los contragolpes de Chivas. Sergio Santana dejó ir el gol definitivo al cruzar demasiado un disparo con la puerta abierta.

En la recta final del partido, los remates se convirtieron en intentos agónicos y las apariciones de los arqueros, heroicas, una por bando, pero los gritos de gol se quedaron contenidos.