Grupo sunita reivindica cruento atentado contra una mezquita


Un hombre iraní­ herido se encuentra en un hospital de la ciudad suroriental de Zahedan. AFP PHOTO / noticias Fars / ALI Azimzadeh

El grupo sunita Yundalá reivindicó el viernes el doble atentado suicida contra una mezquita del sudeste de Irán, que causó el jueves al menos 27 muertos, y afirmó que el blanco del ataque eran los Guardianes de la Revolución, la milicia ideológica del régimen islámico iraní­.


El doble atentado, que también dejó unos 270 heridos, tuvo lugar cerca de una mezquita en Zahedan, capital de la provincia de Sistan-Baluchistán, donde la Yundalá («Soldados de Dios») lleva a cabo una rebelión armada desde hace diez años.

«Yundalá anuncia al pueblo de Baluchistán y a Irán que esta noche (del jueves) dos de sus hijos pudieron, durante una operación desigual que golpeó el corazón de los Guardianes reunidos en la mezquita de Zahedan para celebrar el Dí­a de los Guardianes, enviar al infierno a un centenar» de ellos, afirma el grupo sunita en un texto colgado en su sitio internet.

«En su primera fase de operación, Abdulbasit Righi se hizo estallar en medio de decenas de Guardianes» de la Revolución.

«Después que miembros de los servicios de inteligencia, de seguridad y del ejército rodearan el lugar (del atentado), Mohammad Righi se hizo estallar a su vez, enviando al infierno a decenas de otros», prosigue.

«Esta operación es una respuesta a las atrocidades incesantes cometidas en Baluchistán por el régimen, que pensaba que con la muerte de Abdolmalek (Righi), el combate terminarí­a», agrega el texto.

Yundalá hace referencia a la ejecución de su jefe, Abdolmalek Righi, ahorcado el 20 de junio tras haber sido capturado en febrero en una espectacular operación de desví­o a un aeropuerto iraní­ de un vuelo internacional en el que Righi viajaba de los Emiratos Arabes Unidos a Kirguistán. El grupo prometió entonces vengar su muerte.

Este mismo viernes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó los «horribles ataques terroristas» en Irán tras conocerse la reivindicación por parte del grupo sunita.

«Condeno fuertemente los horribles ataques terroristas en una mezquita del sureste de Irán», dijo Obama por medio de un comunicado de prensa.

«El asesinato de civiles inocentes en su lugar de culto es una ofensa intolerable, y aquellos que lo llevaron a cabo deben responder por ello», agregó.

Antes, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, calificó el jueves los atentados de «horribles» e hizo un llamamiento a perseguir a sus responsables.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunció un «acto de terrorismo insensato».

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se mostró «conmocionada», y condenó «los cobardes atentados terroristas».

Los atentados del jueves se produjeron cuando numerosos fieles celebraban el aniversario del imán Hussein, nieto de Mahoma, en la mezquita de Jamia, en Zahedan.

El atentado «causó 27 muertos y 270 heridos», declaró el viernes el ministro de Salud, Marziah Vahid Dastjerdi, a la agencia Mehr, precisando que once heridos se encontraban en estado grave.

Hossein Ali Shahriari, diputado de Zahedan, declaró a la agencia Ilna que más de 300 personas fueron heridas.

Según el viceministro del Interior, Alí­ Abdollahi, varios Guardianes de la Revolución, que vigilaban el edificio, figuran entre los muertos y heridos.

La televisión mostró imágenes de la mezquita, cuyos muros estaban cubiertos de sangre y de restos humanos. La onda expansiva hizo volar las ventanas de los edificios aledaños.

Hossein Ali Shahriari habí­a indicado el jueves por la noche que los dos atentados, perpetrados hacia las 21H20 (16H50 GMT), eran obra de dos kamikazes, uno de los cuales estaba vestido de mujer.

El responsable del buró polí­tico de los Guardianes de la Revolución, Yadolá Javani, evocó una posible implicación de potencias occidentales, entre ellas Estados Unidos, en los atentados.

«No puede descartarse la intervención directo de Estados Unidos, de los sionistas y de otros paí­ses occidentales en las explosiones de la mezquita Jamia», dijo en declaraciones a la agencia Fars.

El último atentado reivindicado por Yundalá remonta a octubre de 2009 y causó 42 muertos, entre ellos varios oficiales de los Guardianes de la Revolución, en Pishin, localidad próxima de la frontera paquistaní­.

Los rebeldes de Yundalá son sunitas pertenecientes a la etnia baluche.

El gobierno iraní­ acusa al grupo de ser entrenado y equipado por los servicios de espionaje norteamericanos, israelí­es, británicos y paquistaní­es.