Grupo argentino sigue a la albiceleste por todo Brasil 


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Un grupo de argentinos ha viajado el último mes por todo Brasil en un autobús acondicionado como casa rodante para seguir a la selección albiceleste dondequiera que juegue en la Copa del Mundo de fútbol.

Por RODRIGO ABD.
SAO PAULO / AP

Los cuatro unieron fuerzas para adquirir el autobús en el equivalente a 15.000 dólares y no se tomaron vacaciones durante más de dos años a fin de guardarlas para esta ocasión.
El autobús, que antes daba servicio de transporte público, fue equipado para un largo recorrido con cuatro camas individuales, un comedor y gabinetes para guardar cosas.
«Mucha gente dice que nosotros estamos enfermos por hacer este largo viaje, pero yo digo que esto es amor (por la selección)», dijo Elías Sarrouf, de 28 años.
Después de que salieran de Argentina el 9 de junio, este grupo de aficionados ha seguido a su selección cuando jugó ante Bosnia-Herzegovina en Río de Janeiro; Irán en Belo Horizonte; Nigeria en Porto Alegre; Suiza en Sao Paulo y Bélgica en Brasilia.
Ahora, la unidad de transporte regresó a Sao Paulo, donde Argentina jugará el miércoles la semifinal frente a Holanda. Los viajeros expresaron confianza en que su selección obtenga el triunfo y pase a la final que se disputará el 13 de julio en Río de Janeiro.
Los cuatro carecen de entradas para ver la semifinal y la final, pero sí tuvieron boletos para tres de los encuentros previos de Argentina.
«Estamos cumpliendo el sueño de muchos argentinos, y la verdad es que estamos pasando momentos muy lindos acá», declaró José Ribeti, de 29 años.
En su travesía de más de cinco semanas por tierras brasileñas, los cuatro amigos han estacionado su autobús —al que pusieron de nombre Carnavalito en honor a un baile tradicional sudamericano— en zonas que el gobierno brasileño ha facilitado a los aficionados.
Cuando no están recorriendo alguna carretera y no hay partido, a menudo descansan dentro de su unidad y toman el tradicional té de yerba mate. Duermen dentro del camión durante la noche, comen a menudo en cafeterías que encuentran en su camino y se asean en los baños de alguna gasolinera.
El autobús tuvo una descompostura entre Brasilia y Sao Paulo cuando algunos cables del motor se incendiaron, por lo que el trayecto se alargó 20 horas.
«Los brasileros son muy hospitalarios. Nos ayudaron mucho durante todo el viaje, tenemos que agradecerles a ellos y a este país maravilloso por ser tan cálidos con nosotros», dijo Ribeti.
El grupo habrá recorrido más de 10.000 kilómetros (6.200 millas) para cuando regrese el 19 de julio a la provincia de Salta, en el norte de Argentina, donde vive la mayoría de ellos. Ninguno está casado y varios trabajan en empresas de sus familias.
«Los sueños se hacen realidad si uno los deja volar», afirmó Sarrouf. «Nuestra idea hace años era venir al Mundial de Brasil, y ahora ya estamos pensando en irnos con este mismo bus al Mundial de Rusia en cuatro años», agregó.