Groenlandia votó por ampliación de autonomí­a


Hans Enoksen, lí­der del gobierno de Groenlandia, acompaña a una familia para promover el voto a favor de un régimen de autonomí­a ampliada. (Foto AFP Slim Allagui)

Los groenlandeses optaron, por aplastante mayorí­a y sin sorpresas, por un régimen de autonomí­a ampliada que abre la ví­a a la independencia de esta isla estratégica del írtico, bajo la hegemoní­a danesa desde hace casi 300 años.


Según los resultados oficiales del referéndum organizado ayer, un 75,54% de los votantes apoyaron el «Sí­» y un 23,57% el «No». En total, unos 39 mil electores de 80 ciudades y aldeas fueron convocados a pronunciarse.

«Groenlandia ha recibido un mandato para ir más lejos» en el camino de la independencia, manifestó en la televisión groenlandesa, visiblemente emocionado, Hans Enoksen, el jefe del gobierno local.

Enoksen agradeció «al pueblo groenlandés por este hermoso resultado».

En Dinamarca, el primer ministro Anders Fogh Rasmussen también recibió positivamente el resultado del referéndum.

«La propuesta de una autonomí­a ampliada para Groenlandia cuenta con un apoyo polí­tico masivo tanto en Groenlandia como en Dinamarca. Celebro que la propuesta hay recibido también un amplio respaldo del pueblo de Groenlandia, como lo demostró la participación masiva en la votación», afirmó el jefe de gobierno danés en un comunicado.

El í­ndice de participación fue de 71,96%, muy superior al 63,2% registrado en el referéndum que el 1979 dio semiautonomí­a a la isla.

Además del derecho a la autodeterminación y al reconocimiento en tanto que pueblo de conformidad con el derecho internacional, el régimen negociado con Dinamarca dará a los groenlandeses el control de sus recursos (petróleo, gas, oro, diamantes, uranio, zinc, plomo).

La lengua groenlandesa se convierte por otro lado en lengua oficial.

En Nuuk, la capital, donde vive un cuarto de la población, la emoción era grande, en particular en el rostro de los mayores. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo incluso antes de saberse el resultado final.

«Ya era tiempo de que recuperemos nuestros derechos y la libertad robada a nuestros ancestros, un pueblo de cazadores libres y orgullosos, cuyas tierras fueron colonizadas», agrega David Brandt, un ex marino y pescador, resumiendo las frustraciones acumuladas por generaciones.

En opinión del ex jefe del gobierno groenlandés, Lars-Emil Johansen, uno de los fundadores del régimen de semiautonomí­a, en 1979, «fue el deseo de recuperar su orgullo, de levantar cabeza después de tantas injusticias en el pasado, lo que hizo que los esquimales votasen en masa».

«Sí­, por supuesto que podremos salir adelante, sí­, podremos», afirmó, soñando ya con la independencia «en un futuro no muy lejano», como lo habí­a indicado ya, antes, el jefe de gobierno actual.

La mayor isla del mundo, con 2,1 millones de kilómetros cuadrados y una población de 57 mil habitantes (entre ellos 50 mil inuit y 7 mil daneses de la metrópoli) ocupa una posición estratégica en el írtico, entre Europa y Estados Unidos, que ha instalado una base radar en Thule, en el noroeste.

El deshielo en esta región ártica, debida al cambio climático, harí­a la zona más accesible para la exploración en el futuro.

Los paí­ses que rodean el Océano írtico -Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y Estados Unidos- ya se han lanzado en una competencia por una región rica en materias primas, por lo que Groenlandia, que de momento vive esencialmente de la pesca, no quiere quedarse sin su parte.

Una comisión conjunta danesa y groenlandesa, encargada de estudiar las competencias transferibles al gobierno local y cuyas conclusiones han servido de base al referéndum, ha propuesto que «los ingresos de actividades relativas a materias primas sean distribuidos a Groenlandia».

Oficialmente, el referéndum no es vinculante, pero el gobierno ha prometido respetar el resultado.