En fecha reciente, un grupo de empresarios, interesados en encontrar soluciones propias a su actividad comercial, y cansados de esperar que otros se encarguen de proponer soluciones o tomen iniciativa para alcanzar mejor desempeño económico, deciden crear la Gremial Logística de Guatemala, adscrita a la Cámara de Industria, y con ello fortalecen su capacidad organizativa y de gestión ante el Estado.
En realidad no sorprende la capacidad emprendedora de las personas, cuando motivadas por un ideal o un sueño, buscan los mecanismos y las formas de encontrar cohesión entre grupos de idoneidad. Este es el caso de la Gremial recientemente formada, que busca de forma ordenada, cumplidora del orden legal y con gran gestión de participación, obtener resultados favorables para su gremio y con ello contribuir al orden comercial nacional.
Las capacidades institucionales del Estado guatemalteco se han visto limitadas en los últimos años, especialmente en cuanto a satisfacer a sus habitantes, los derechos y garantías que un país en vías de desarrollo requiere, y que en el marco de la competitividad global, cada vez se hace más importante. Por ello, el surgimiento de entidades de índole privado, cuyo interés legítimo de su propio bienestar, se conjuga con esa capacidad de diálogo y la necesidad amplia de colaboración y coordinación con el Estado y sus distintas dependencias públicas, es sinónimo del éxito para todos en sintonía del progreso nacional. Pero más importante aún, cuando dentro de la filosofía creativa y de participación se encamina a buscar esos deseados y a veces imposibles consensos que cada día se extrañan más, para lograr la resolución de conflictos, mismos que se consideran normales hasta cierto punto de toda actividad humana.
La visión de un Estado desarrollado incluye una percepción eficiente de los habitantes y partícipes de la población, con quienes el Estado y sus dependencias interactúan, y ese es el caso preciso de esta nueva organización empresarial, que agrupa diversas empresas importadoras, exportadoras, transportistas, navieras y en general, todas aquellas que llevan la cadena productiva de servicios, en el comercio nacional e internacional de Guatemala. Pero por sobre todo es imprescindible que estas organizaciones puedan sumarse a una serie de esfuerzos técnicos que el país requiere, para librarse en grandes problemas que regularmente aquejan a la sociedad y con ello, también al país, tales como la corrupción, la ineficiencia y la opacidad en ciertos procesos.
La expectativa es grande entonces, pues su compromiso no es sólo con ellos mismos, sino con todo un país, y un Estado que persigue los mismos fines de quienes participan como elementos productores de éxito económico, pilar del desarrollo de Guatemala. Su aporte sin duda alguna mejorará la expectativa de alcanzar mejoras normativas, procesos más eficientes y denuncias más claras cuando existan situaciones que provoquen la interrupción de esas actividades comerciales. Solo así se fortalecerá un Estado en el que mucho depende de ese vínculo productivo y la capacidad normativa y reguladora de las autoridades Estatales, mismas que se obligan en cada servicio, en cada acción y en cada derecho, a allanar el camino en la búsqueda de ese bien común, alcanzable solo si todos nos dirigimos en un mismo camino y con un mismo propósito.