El gobierno griego, que pidió activar un plan de ayuda de la Unión Europea (UE) y el FMI, enfrentaba hoy las presiones de Alemania para imponer un nuevo ajuste, las críticas de la oposición y la desconfianza de los mercados, que llevaron las tasas de la deuda de este país a récords históricos.


Reflejando los temores de los mercados de que el plan se frustre por las exigencias alemanas, el rendimiento de los bonos de deuda griegos a 10 años batieron un nuevo récord, alcanzando el 9,385%.
La subida de los títulos griegos arrastraron al alza a los de otros países de la zona euro altamente endeudados, empezando por los bonos a diez años de Portugal, que llegaron a 5,141% (frente 4,958% el viernes).
Los bonos de España se negociaban a 4,033% (3,890% al cierre del viernes) y los de Irlanda a 4,872% (frente a 4,777%).
El mercado expresaba así su inquietud, pese a que el viernes Grecia pidió activar un plan de tres años consensuado por la UE, que incluye préstamos por 45.000 millones de euros (60.000 millones de dólares) en 2010. Los países de la Eurozona aportarían las dos terceras partes de esa suma, a una tasa del 5%, y el resto saldría de las arcas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero antes de desbloquear la ayuda, Grecia está obligada a presentar un plan de ajuste presupuestario. El FMI, la UE y el Banco Central Europeo (BCE) negocian actualmente en Atenas con el gobierno socialista griego un plan de ahorros para 2011 y 2012.
La aplicación del plan depende también de Alemania, que será el principal contribuyente con unos 8.400 millones de euros, pero que exige antes que nada que Grecia, uno de los 16 países de la zona euro, presente un programa de ajuste convincente.
«Antes que nada, es necesario consolidar el presupuesto de Grecia» y asegurarse de que el gobierno cumple con sus «deberes» con «la aplicación y disciplina necesarias», afirmó el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, al llegar este lunes a Luxemburgo para participar en una reunión con sus homólogos de la UE.
La postura alemana causa preocupación en otros socios europeos. El ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, se dijo de inmediato «preocupado» por la «rigidez» demostrada el gobierno de Angela Merkel frente a Grecia.
La ayuda a Grecia es apremiante, porque este país enfrenta vencimientos por 8.500 millones de euros el 19 de mayo.
La deuda pública de Grecia, de 300.000 millones de euros, representa el 115,1% de su Producto Interno Bruto (PIB) y su déficit presupuestario se sitúa en 13,6% del PIB.
Dentro de Grecia, la oposición de derecha, que hasta ahora guardaba un perfil bajo por estar acusada de haber disparado el déficit y la deuda pública cuando estaba en el poder, enseñó los dientes el domingo, aprovechando la impopularidad del FMI en el país.
«El PASOK (Partido Socialista) miente cuando sostiene que se ha visto obligado a recurrir al FMI. No ha sido obligado, lo ha elegido», declaró el jefe de la oposición, Antonis Samaras.
«El FMI impondrá nuevas medidas que ni nuestra economía ni nuestra sociedad pueden asumir», añadió Samaras, cuyo partido dejó el poder en octubre, al perder las elecciones.
El propio primer ministro, Giorgos Papandreou, dijo comprender que los griegos no quieran al FMI, aunque advirtió que los expertos del Fondo no se marcharían a base de «pedradas», sino cuando el país haya puesto en orden sus finanzas.
Desde que el viernes se anunció la solicitud de ayuda, manifestantes de extrema izquierda salieron a las calles con pancartas en las que se leía «FMI, go home».
Y desde que el gobierno adoptó un plan de rigor fiscal a comienzos de año, los sindicatos han efectuado varias huelgas generales, manifestaciones y paros.
Este lunes, los barcos bajo bandera griega estaban bloqueados en el principal puerto del país, el Pireo, en una huelga contra la decisión del gobierno de abrir el sector a la competencia extranjera. El martes habrá una huelga de transporte público de seis horas en Atenas, en protesta contra los planes de ahorro del gobierno.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo hoy que expulsar a Grecia de la zona euro por su abultado déficit fiscal, del 13,6% del PIB en 2009, «no es una opción», y añadió que esas especulaciones sólo sirven para sembrar incertidumbre en los mercados.
Preguntada en una corta rueda de prensa si es concebible que Grecia salga de la zona euro, la canciller contestó: «No. Muy claramente, digo que no».
«Lo que necesitamos es una reacción rápida en favor de la estabilidad de la eurozona en su conjunto, y todo lo que nos aleje de ese objetivo central, en este momento, no es una opción», dijo la canciller, añadiendo que «lo que necesitamos es certeza, y no incertidumbre».
Merkel añadió que tiene «confianza» en las negociaciones que el gobierno griego mantiene actualmente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea y el Banco Central Europeo para establecer medidas de ahorro en 2011 y 2012.
El viernes, Grecia pidió activar un plan de tres años consensuado por la UE, que incluye préstamos por 45.000 millones de euros (60.000 millones de dólares) en 2010. Los países de la Eurozona aportarían las dos terceras partes de esa suma, a una tasa del 5%, y el resto saldría de las arcas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Confrontado a una opinión pública hostil, el gobierno alemán, que sería el principal contribuyente con 8.400 millones de euros, ha exigido a Grecia que antes de desbloquearse la ayuda presente un plan «creíble» de reducción de su déficit presupuestario.
Este lunes, el ministro griego de Finanzas, Giorgos Papaconstantinou, aseguró que su país anunciará nuevas medidas para reducir su déficit público cuando concluyan las actuales negociaciones con la UE, el FMI y el BCE.
«Lo digo claramente, Alemania ayudará (a Grecia) si se cumplen las condiciones», aseguró por su lado Angela Merkel, criticada por algunos de sus socios europeos por la «rigidez» de su país sobre la cuestión.
El presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, defendieron hoy «una acción rápida y resuelta contra la especulación que apunta a Grecia, para asegurar la estabilidad de la zona euro», indicó la presidencia francesa en un comunicado.
Con motivo de un almuerzo de trabajo en París, ambos mandatarios abordaron la situación financiera de Grecia, y defendieron también «la importancia de una estrategia económica europea ambiciosa, basada en un verdadero gobierno económica europeo».
El viernes, Grecia pidió activar un plan de tres años consensuado por la UE, que incluye préstamos por 45.000 millones de euros (60.000 millones de dólares) en 2010. Los países de la Eurozona aportarían las dos terceras partes de esa suma, a una tasa del 5%, y el resto saldría de las arcas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Actualmente, el gobierno griego negocia con la UE, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo (BCE) medidas de ahorro presupuestario para 2011 y 2012.
Alemania, que sería el principal contribuyente, ha exigido a Grecia que antes de desbloquearse la ayuda presente un plan «creíble» de reducción de su déficit presupuestario, que en 2009 fue del 13,6% del PIB.
El recurso de Grecia a ese plan de ayuda se hizo un poco más apremiante hoy cuando sus obligaciones a diez años alcanzaron un rendimiento récord, por encima del 9%.