La tranquilidad prevalecía el viernes en los incendios que desde hace una semana azotan el sur y el este de Grecia, por el descenso del viento y el trabajo de los bomberos, mientras el país se pregunta por las causas del desastre.
«La evolución de los fuegos es buena, puesto que no hay ninguna zona habitada amenazada de manera inmediata», aseguró a la AFP un responsable de los bomberos.
Los esfuerzos de los equipos de extinción se concentraban en los tres incendios que aún siguen activos con mayor intensidad: dos en la península del Peloponeso (sur) y otro en la isla de Eubea (este).
Otros incendios que se declararon el jueves en la isla de Creta (sur) y al noroeste de Grecia, están bajo control.
La ola de incendios comenzó hace una semana y ha causado al menos 63 muertos y más de 180.000 hectáreas quemadas.
Al mismo tiempo que amainan los fuegos, el país se pregunta cómo se pudo llegar a esta situación.
Expertos consultados por la AFP señalan que la sequía extrema de los bosques del país (que ocupan 45% de la extensión de Grecia) y el mal equipamiento de los servicios de bomberos son las claves que explican el desastre.
«No existen políticas de prevención, el entrenamiento de los bomberos es deficiente, falta financiación, los medios son escasos y la coordinación es mala», denunció el especialista en silvicultura de la organización Wold Wildlife Fund (WWF), Nikos Georgiadis.
«Un amigo bombero me contó que a él y a sus compañeros les enviaron a un fuego sin uniforme y sin más equipo que un mapa de la región, una botella de agua y un hacha», añadió Georgiadis, confirmando las denuncias realizadas por muchos testigos.
La falta de efectivos es también notoria: mientras sólo en el sur de Francia existen 30.000 bomberos, en toda Grecia el número no llega a los 17.500, de los que 5.500 son empleados temporales con poco entrenamiento.
Muchos afectados denunciaron haber tenido que afrontar solos los incendios, ante la falta de bomberos.
El jefe de bomberos del departamento de Bouches-du-Rhone (sureste de Francia), Luc Jorda, cuestionó también el modo de combatir el fuego en Grecia, priorizando los sistemas aéreos de extinción sobre el despliegue de bomberos sobre el terreno.
Sin embargo, en muchas ocasiones, los hidroaviones y helicópteros no pudieron actuar debido a la poca visibilidad.
«Las autoridades griegas deberán revisar sus planes de despliegue de los bomberos, así como los sistemas de evacuación de la población», aseguró.
Por otra parte, este fin de semana, la población de Artemida celebrará el funeral de Athanassia Paraskevopoulou y sus cuatros hijos, la familia que se ha convertido en el símbolo del desastre.
Estaban de vacaciones en el Peloponeso cuando les sorprendió uno de los fuegos que devastó esa península. Intentaron huir de las llamas en coche, pero un accidente bloqueó la carretera. Trataron entonces de hacerlo a pie, pero el fuego fue más rápido.
El cuerpo calcinado de la mujer fue encontrado junto a una cuneta, abrazado al de sus hijos.
Mientras los afectados siguen cobrando las ayudas gubernamentales (que van de los 3.000 a los 10.000 euros), la comisaria europea de Política Regional, Danuta Huebner, sobrevolaba el viernes la zona arrasada para ver «in situ» qué tipo de ayuda necesita Grecia de la UE.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ya aseguró que «la solidaridad europea no acabará cuando se apaguen los incendios».
Nikos Georgiadis, especialista en silvicultura de la organización Wold Wildlife Fund (WWF).