Entendemos que cada país tiene que tener sus normas migratorias y enfrentar el problema de la inmigración ilegal para protección de los intereses de sus ciudadanos. Sabemos que la pobreza en América Latina provoca oleadas constantes de migración ilegal hacia los Estados Unidos, donde muchos compatriotas nuestros tratan de encontrar el nivel de vida que se les niega en su propia tierra, pero también hemos visto en enorme aporte que hacen con su trabajo dedicado y tenaz.
Estados Unidos, país de inmigrantes que se ha nutrido por siglos de la riqueza de la mano de obra que llega sin hacerle asco a ningún trabajo y que ha contribuido a la enorme riqueza de ese país, está viendo ahora la exacerbación de la xenofobia con la aprobación de la Ley SB 1070 del Estado de Arizona que no sólo permite perseguir a los inmigrantes ilegales, sino que permite que a cualquiera de aspecto latino se le pueda someter a vejámenes para establecer su condición migratoria. Una cosa es legislar para que se proteja el derecho al trabajo de los ciudadanos de un país y otra muy distinta emitir una ley que convierte en criminales a los miembros de una comunidad simplemente por su aspecto físico y que alienta a la adopción de medidas represivas y violatorias del elemental derecho humano. Todo mundo sabe que en Arizona están los policías más represivos de los Estados Unidos, especialmente cuando se trata de lidiar con los inmigrantes, y ahora con esa ley tienen carta blanca para agredir a nuestros compatriotas y a otros latinoamericanos. Vemos racismo y xenofobia en esta legislación porque nunca se ha tenido la misma actitud con otros grupos de inmigrantes a los que el país ha acogido con mayores ventajas que las que se ofrecen a los que ellos llaman hispanos y que son los aborígenes de esta América Latina empobrecida por la injusticia tanto interna como internacional. Por ello compartimos la visión de la Casa Blanca en el sentido de que hay violación de las normas de los derechos civiles que se consagraron en la década de los sesenta cuando se forzó al respeto de la igualdad de los seres humanos sin discriminaciones por motivos de raza. Recordemos que en muchos sitios de Estados Unidos hasta entonces los negros eran objeto de una discriminación legalmente regulada y fueron las intensas jornadas de esa década, más el aporte del gobierno de Lyndon Johnson, lo que aseguró un trato igual ante la ley, de respeto a la dignidad humana. Todo ello queda anulado en Arizona por una ley que discrimina y convierte en criminales a los miembros de una raza y por lo tanto nuestra Embajada debe recurrir legalmente contra esa norma.