Grave omisión en la memoria de labores de la Cancillería


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Desde hace mucho sigo la evolución del tema del diferendo con Belice, sobre el cual he publicado un libro y diversos artículos, incluido uno académico.

Fue así como, viendo hace poco en el sitio Web de la Cancillería su memoria de labores 2013,  busqué en ella información sobre el diferendo.

Roberto Lavalle


Me deparó enorme sorpresa constatar que, si bien es notorio que en 2013 muchas e importantes cosas ocurrieron al respecto, en la memoria no existe la menor referencia, explícita o implícita, a nuestras relaciones con Belice. La memoria está escrita como si ese país no existiera, pese a que comienza afirmando, correctamente, que a la Cancillería le toca ocuparse de “litigios internacionales” y trata de nuestras fronteras con México, El Salvador y Honduras.
 
El extenso material que poseo sobre el diferendo indica bastante bien lo ocurrido al respecto en 2013. Pero hay dos cuestiones sobre las cuales hubiera querido encontrar más información en la memoria.
 
Una es la reciente propuesta mía sobre cómo evitar que el ya famoso quórum adoptado por Belice impida la solución judicial del diferendo. (Véase mi artículo en La Hora del 28 de enero último.)  Examinando dicho material, acabo de percatarme de que, contrariamente a lo que yo creía, mi idea no era novedosa, puesto que en 2013, bastante antes que yo, el Canciller  ya la había sacado a colación.  Es así como en el editorial en Diario de Centroamérica del 4 de abril de 2013, se le atribuyó lo siguiente: “En la propuesta que el Gobierno guatemalteco plantea está que la consulta (popular) no se realice en forma simultánea (con el referendo beliceño)… sino que primero la efectúe Belice y, si se alcanzan los porcentajes fijados se programa, al día siguiente el referéndum en Guatemala.”  Y el 5 de abril se publicó en La Hora un artículo titulado “Guatemala planteará una consulta no simultánea sobre caso Belice.”  Hubiera deseado que la memoria indicase exactamente en qué paró esto.
  
Lo mismo vale para otro asunto.  En 2013 la prensa habló de un nuevo órgano de más alto nivel que iba a suceder a la difunta Comisión de Belice.  Ello como que terminó en aguas de borraja. Pero lamento que la memoria no dé aclaraciones.
  
En todo caso la Cancillería debe reparar la increíble omisión apuntada, que no puede ser sino deliberada, dándole al público una visión de conjunto cabal y equilibrada de lo que en 2013 ocurrió en nuestras relaciones con Belice.»