Grave crisis carcelaria


Guardia. Oficiales de la policí­a resguardan la prisión Apanteos, donde ocurrió una masacre el pasado sábado.

La reciente matanza de 21 reos en una cárcel de El Salvador puso nuevamente al descubierto la grave crisis del sistema carcelario de este paí­s, en el que impera el hacinamiento y la ausencia de polí­ticas de readaptación, según organismos humanitarios.


El penal de Apanteos, que no es una cárcel de máxima seguridad, fue el escenario de un motí­n protagonizado por no menos de 500 pandilleros de la denominada Mara 18, quienes mataron al parecer de manera selectiva a 21 reos comunes.

«Lo ocurrido en Apanteos es la muestra más horrible de que el sistema carcerlario está enfermo, en crisis. El grave hacinamiento, las pobres condiciones de encierro, ineficientes programas de rehabilitación, desembocan en situaciones como éstas, es lamentable», señaló la Procuradora de Derechos Humanos, Beatrice Alamanni.

La ombudsman salvadoreña también criticó la decisión de las autoridades penitenciarias de mezclar a reos pandilleros con presos comunes «porque tarde o temprano iba a suceder algo así­, esta situación convierte a las cárceles en bombas de tiempo donde en cualquier momento puede estallar la violencia».

La Dirección General de Centros Penales declaró un estado de emergencia en la cárcel de Apanteos (66 km al oeste de San Salvador) por un lapso de quince dí­as a partir del sábado anterior, cuando la policí­a tuvo que intervenir para frenar la revuelta.

«Las autoridades saben que tienen un polvorí­n en sus manos con las cárceles y lo que esta vez ha sucedido en Apanteos debe encender las luces de alerta para que se tomen decisiones de saneamiento en el sistema de penales; el hacinamiento es un grave problema», indicó por su parte el presidente de la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos, Miguel Montenegro.

Para el diputado y secretario de Comunicaciones del opositor Frente Farabundo Martí­ para la Liberación Nacional (FMLN), Sigfrido Reyes, el motí­n y el saldo de muertos en Apanteos «significa que el gobierno, las autoridades, no tienen el control de las cárceles».

«El sistema penitenciario es vulnerable, los reos tienen acceso a armas o las fabrican, pueden de una forma u otra hacerse de drogas o dinero dentro de los penales. Esa falta de control ha hecho de las cárceles escuelas del crimen, donde no hay una verdadera rehabilitación», dijo Reyes.

Pese a las crí­ticas, el director general de Centros Penales, Jaime Vilanova, aseguró que se mantendrá la práctica de mezcla pandilleros con reos comunes en las cárceles, pues «no vamos a formar penales exclusivos de pandillas».

La matanza ocurrida en Apanteos el fin de semana es la más grave ocurrida en poco más de dos años en las cárceles de El Salvador.

En agosto de 2004, un total de 31 reos murieron y otros 23 resultaron heridos en un enfrentamiento entre pandilleros y presos comunes en la Penitenciarí­a La Esperanza, ubicada en la periferia norte de San Salvador.

El sistema carcelario salvadoreño cuenta con 20 prisiones que tienen una capacidad instalada para albergar a 7.372 reos en total, pero que en la actualidad custodian a 14.225 presos.