Pablo Ordaz es un periodista español, enviado especial a Guatemala por el diario El País, que viene dando cobertura a la presencia del narcotráfico y en esa calidad ha enviado dos trabajos que han sido publicados, uno directamente relacionado con la masacre en Petén y otro, publicado hoy, sobre cómo “los fiscales alertan de que Guatemala, infestada por redes criminales locales e invadida por Los Zetas de México, es el primer narcoestado de América Latina.â€
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En la publicación de hoy, Ordaz cita al presidente ílvaro Colom diciendo que “Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que los gobiernos anteriores planificaron la entrega del país al narcoâ€. Tan tajante afirmación, expresada sin temor a equivocarse, demanda acciones porque significa que el ingeniero Colom tiene las pruebas contundentes de su afirmación, y por lo tanto tiene que deducirse la responsabilidad que les corresponde, por lo menos, a los presidentes Portillo y Berger que encabezaron los gobiernos anteriores al actual.
Gravísimo sería que hubieran entregado al narco por ineptitud y tontería, además de la incapacidad para administrar al país y preocuparse por los temas de seguridad, pero si lo hicieron como parte de un plan, estamos frente a una acción perversa que se puede considerar como un crimen no sólo de lesa patria, sino de lesa humanidad. Y un crimen de esa magnitud tiene que ser castigado con la mayor severidad que permitan nuestras leyes, tomando en cuenta el baño de sangre que ha significado y significará en el futuro esa funesta actividad delictiva que, según lo dice Colom, no se produjo simplemente porque los narcos hayan aprovechado los vacíos de un Estado débil como el de Guatemala, sino que recibieron el país de manos de gobiernos que planificaron su entrega al narco.
En la publicación de hoy del reportaje de El País acerca de la situación de los fiscales en Guatemala se pinta de manera dramática cómo el miedo se ha apoderado de los miembros del Ministerio Público y el impacto que tuvo entre ellos la afirmación de Colom de que el gobierno no puede proteger ni a jueces ni a funcionarios públicos, “lo que revela la debilidad del presidenteâ€, según la declaración que se reproduce en la nota periodística.
Yo había comentado la semana anterior que las declaraciones de Colom acerca de la incapacidad para actuar en el territorio nacional eran una invitación a que el crimen organizado asiente sus reales en el país, pero según los fiscales también ha sido un factor para aumentar el miedo porque expresamente se les dice que están expuestos a su suerte, sin que nadie los pueda defender.
Pero con todo y lo grave que es esa publicación en distintos sentidos, creo que nada se compara con la tajante y categórica afirmación que se atribuye a Colom sobre un malévolo plan de sus predecesores para entregarle el país al narco. Y es de suponer que cuando un Jefe de Estado hace una afirmación de ese calibre, tiene los pelos de la mula en la mano para afirmar que es parda y por lo tanto está en la obligación, ineludible por supuesto, de aportar tales pruebas al Ministerio Público porque se trataría de uno de los más graves delitos que pueda cometer un gobernante, al entregar deliberadamente, como parte de un plan, el país a un poder tan tenebroso como el del narcotráfico.
No creo que un presidente pueda decir algo así sin entender las consecuencias legales que tiene tan gravísima acusación. No tengo razones para dudar de la palabra del presidente Colom, por mucho que hayamos visto que siempre les tira la responsabilidad de sus fracasos a los gobiernos anteriores, pero en este caso está hablando de un plan, de una conspiración tenebrosa, que no puede quedar en el aire ni como chisme o rumor.
En la publicación de hoy, Ordaz cita al presidente ílvaro Colom diciendo que “Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que los gobiernos anteriores planificaron la entrega del país al narcoâ€. Tan tajante afirmación, expresada sin temor a equivocarse, demanda acciones porque significa que el ingeniero Colom tiene las pruebas contundentes de su afirmación, y por lo tanto tiene que deducirse la responsabilidad que les corresponde, por lo menos, a los presidentes Portillo y Berger que encabezaron los gobiernos anteriores al actual.
Gravísimo sería que hubieran entregado al narco por ineptitud y tontería, además de la incapacidad para administrar al país y preocuparse por los temas de seguridad, pero si lo hicieron como parte de un plan, estamos frente a una acción perversa que se puede considerar como un crimen no sólo de lesa patria, sino de lesa humanidad. Y un crimen de esa magnitud tiene que ser castigado con la mayor severidad que permitan nuestras leyes, tomando en cuenta el baño de sangre que ha significado y significará en el futuro esa funesta actividad delictiva que, según lo dice Colom, no se produjo simplemente porque los narcos hayan aprovechado los vacíos de un Estado débil como el de Guatemala, sino que recibieron el país de manos de gobiernos que planificaron su entrega al narco.
En la publicación de hoy del reportaje de El País acerca de la situación de los fiscales en Guatemala se pinta de manera dramática cómo el miedo se ha apoderado de los miembros del Ministerio Público y el impacto que tuvo entre ellos la afirmación de Colom de que el gobierno no puede proteger ni a jueces ni a funcionarios públicos, “lo que revela la debilidad del presidenteâ€, según la declaración que se reproduce en la nota periodística.
Yo había comentado la semana anterior que las declaraciones de Colom acerca de la incapacidad para actuar en el territorio nacional eran una invitación a que el crimen organizado asiente sus reales en el país, pero según los fiscales también ha sido un factor para aumentar el miedo porque expresamente se les dice que están expuestos a su suerte, sin que nadie los pueda defender.
Pero con todo y lo grave que es esa publicación en distintos sentidos, creo que nada se compara con la tajante y categórica afirmación que se atribuye a Colom sobre un malévolo plan de sus predecesores para entregarle el país al narco. Y es de suponer que cuando un Jefe de Estado hace una afirmación de ese calibre, tiene los pelos de la mula en la mano para afirmar que es parda y por lo tanto está en la obligación, ineludible por supuesto, de aportar tales pruebas al Ministerio Público porque se trataría de uno de los más graves delitos que pueda cometer un gobernante, al entregar deliberadamente, como parte de un plan, el país a un poder tan tenebroso como el del narcotráfico.
No creo que un presidente pueda decir algo así sin entender las consecuencias legales que tiene tan gravísima acusación. No tengo razones para dudar de la palabra del presidente Colom, por mucho que hayamos visto que siempre les tira la responsabilidad de sus fracasos a los gobiernos anteriores, pero en este caso está hablando de un plan, de una conspiración tenebrosa, que no puede quedar en el aire ni como chisme o rumor.