Europa deposita grandes expectativas en la doble presidencia alemana del G8 y la Unión Europea, al igual que en sus iniciativas para luchar contra el recalentamiento de la Tierra y la crisis institucional de la UE, pero Berlín advierte que su margen de acción será reducido.
La canciller demócrata cristiana (conservadora) Angela Merkel se ganó en 2005 una reputación de hábil mediadora al alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto europeo.
Merkel tendrá por delante una difícil tarea para defender su reputación, aunque Alemania aparezca en esos cenáculos como el socio fuerte, pese a las desavenencias de la gran coalición demócrata cristiana y socialdemócrata en el poder.
En la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) que se celebrará en Heiligendamm (este), sobre el Mar Báltico, a comienzos de junio, Merkel aspira a avanzar en los temas recurrentes de los fondos especulativos, la ayuda cualitativa a los aliados africanos más meritorios, así como una mejor coordinación en el mercado mundial de la energía y en la lucha contra el recalentamiento climático.
Berlín se propone asociar a los países emergentes (China, India, Sudáfrica, Brasil y México) a los objetivos de los siete países más ricos de Occidente y Rusia, que conforman el G8, en materia de protección del clima.
Los frutos que recogerá dependerán de lo que obtenga en el plano europeo. Merkel, ex ministra de Medio Ambiente, desearía obtener un consenso de «los 27» sobre el mandato del tratado que debe reemplazar en 2012 al Protocolo de Kyoto.
Frente a las elevadas expectativas sobre la Constitución europea, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, advirtió que su país «no podrá hacer milagros en los seis próximos meses» para desbloquear el futuro de las instituciones, congelado desde 2005 por el «no» francés y holandés al tratado, y aprobado entre tanto por 18 Estados miembros.
El asunto de la Constitución es casi inextricable y reemplazaría la adhesión de Turquía a la UE como principal tema candente europeo.
Dos importantes encuentros que podrían reactivar la Constitución europea están previstos para el próximo semestre.
A fines de marzo, «los 27» aprobarán en Berlín una declaración para reafirmar los valores europeos y las perspectivas de futuro que ofrece el Viejo Continente frente a la globalización.
En junio, la presidencia alemana de la UE entregará una «hoja de ruta» hasta la presidencia francesa del bloque en el segundo semestre de 2008 y las elecciones europeas de 2009, acompañada de una posible solución a la crisis institucional.
Para alcanzar una mayor eficacia, Alemania coordina ya con sus sucesores, Portugal y Eslovenia, una continuidad de la acción europea hasta junio de 2008.
Los ministros alemanes, cuyo lema principal es «Handlungsfí¤higkeit» (capacidad de acción) y para quienes la «sustancia del tratado» debe ser preservada, consultarán el asunto a todos los niveles después de las elecciones legislativas francesas del 17 de junio.
Merkel advirtió que un fracaso en la preservación de la sustancia de la Constitución europea sería un «error histórico».
Berlín, «que espera mostrar una vía para el rescate del tratado o su actualización, tendrá que actuar durante su presidencia de forma muy discreta para no perturbar las elecciones en Francia», estimó el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Mientras los gobiernos partidarios de la Constitución hacen frente común, aún existe incertidumbre sobre las intenciones de los candidatos a las presidenciales en Francia.