Gran gama de agrupaciones



Los militantes altermundialistas, reunidos en Nairobi, pertenecen a una nebulosa de asociaciones representantes de varias corrientes principales: sindicalista, ecologista, pacifista, economista y libertaria.

Las manifestaciones al margen de la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle en diciembre de 1999 certifican el nacimiento mediático de un movimiento cuya denominación ha evolucionado de la «antimundialización» a la «altermundialización», para marcar la voluntad de presentarse, más allá de la contestación, como una fuerza de proposición.

Como los grandes sindicatos tradicionales fueron reticentes al principio ante un movimiento cuya creación se les habí­a escapado, el movimiento altermundialista se organizó alrededor del mundo agrí­cola y de sus representantes, en torno a los temas de la soberaní­a alimentaria y del comercio justo.

La organización campesina internacional Ví­a Campesina, creada en 1992, reagrupa también a un centenar de organizaciones de campesinos de todo el mundo, entre ellos el Movimiento de los Sin Tierra brasileños, y pretende representar a unos 60 millones de campesinos. En Francia, la Confederación Campesina, incluso después de la retirada de su portavoz emblemático José Bové, constituye un pilar de la lucha contra la «comida basura» y la agricultura extensiva.

Los ví­nculos con los grupos ecologistas (Greenpeace, la World Wildlife Fund, los Amigos de la Tierra, Narmada…) son numerosos, en particular en el combate contra las OGM, a favor del desarrollo permanente, antinuclear.

El movimiento pacifista, en declive desde el final de los años ’80, recobró aliento con la guerra en Irak, tema importante de las ediciones precedentes. Cerca de esta corriente se encuentran las organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistí­a Internacional o la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).

La corriente economista denuncia las polí­ticas económicas liberales y sus inspiradores (OMC, G8), a los grandes organismos financieros (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial), la «tiraní­a de las marcas», y milita en pro de la anulación de la deuda del Tercer Mundo (CADTM, Jubile 2000, Attac).

La corriente libertaria (Reclaim the Streets en Gran Bretaña, los centros sociales italianos…) reúne a los militantes más radicales en torno a la lucha a favor de los «sin»: sin papeles, sin vivienda, sin empleo…

Aunque el movimiento altermundialista ha demostrado capacidad para cuestionar la organización liberal de la economí­a, sigue dividido entre «intelectuales» y «activistas» y no ha conseguido calar en los medios populares en Occidente.