Omayra Vásquez parpadeó y lució sorprendida cuando se le preguntó por qué votó por el presidente Barack Obama. Para ella, fue tan natural como respirar. «Me siento más cercana a él», dijo Vásquez, una trabajadora de Federal Express de Denver de 43 años. «Le importan los hispanos».

Millones de votantes hispanos secundaron esa sensación el martes con un apoyo rotundo del 71% para Obama, reforzando la adherencia hacia los demócratas y enviando a los republicanos el mensaje de que deben cortejar seriamente al grupo minoritario más grande del país si desean ganar la presidencia de nuevo.
De acuerdo con los primeros resultados de la encuesta, el candidato republicano a la presidencia Mitt Romney, que apoyó medidas drásticas contra la inmigración ilegal, obtuvo el 27% del respaldo hispano, menos que cualquier otro candidato presidencial en 16 años y una fuerte caída del 44% logrado por el presidente George W. Bush en 2004 después de adoptar la reforma migratoria.
«Podríamos haber ganado esta elección si el partido tuviese una mejor imagen ante los hispanos», dijo Al Cardenas, presidente de la Unión Conservadora Estadounidense. «No creo que podremos ganar la Casa Blanca sin por lo menos el 38-40% del respaldo hispano».
Cardenas dijo que los hispanos son sólo parte de la tendencia desfavorable para los republicanos, pues los jóvenes y los otros grupos minoritarios se están distanciando de ese partido. Si el electorado de 1980 hubiera sido como el de 2012, agregó, Jimmy Carter habría derrotado a Ronald Reagan.
Matt Schlapp, que fue director político de la campaña de Bush hijo en el 2000, estableció un paralelo entre la posición del Partido Republicano con los hispanos y los problemas del partido con los afroestadounidenses, que ahora respaldan rutinariamente a los demócratas por márgenes de 9 a 1.
«La idea de que de alguna forma tendríamos que igualar eso con la comunidad hispana es preocupante», dijo.
Los hispanos tradicionalmente favorecen a los demócratas. Pero han mostrado una tendencia aun más marcada hacia ese partido desde que los republicanos obstaculizaron la propuesta migratoria de Bush y favorecieron medidas de inmigración más duras que los críticos acusaron de tener motivos de índole racial.
Romney acudió a un autor de la controversial ley de inmigración de Arizona para que lo asesorara durante las primarias del Partido Republicano, y exhortó a la «autodeportación» para reducir el número de inmigrantes con situación migratoria irregular.
En contraste, Obama anunció en junio que las autoridades migratorias otorgarían permisos laborales a personas que ingresaron al país siendo niños y que culminaron sus estudios de secundaria o prestaron servicio militar. La directriz energizó a un electorado hispano que había estado decepcionado por la incapacidad de Obama para aprobar reformas migratorias.
Una encuesta a votantes hispanos realizada por la firma Latino Decisions reveló que los hispanos dieron a Obama su margen ganador en Colorado, Florida y Nevada, estados de tendencia electoral imprecisa donde ellos produjeron cifras inusualmente elevadas. Incluso antes de que la contienda quedara establecida, algunos republicanos recurrieron a radios y a la internet para exhortar a los militantes a abandonar las políticas duras y adoptar ciertas reformas migratorias.
Se desconoce si los resultados cambiarán la oposición del partido a la legalización de la situación migratoria de algunos inmigrantes no autorizados. Durante una conversación con el diario Des Moines Register el mes pasado, Obama predijo que la oposición del Partido Republicano podría derrumbarse luego que los hispanos lo llevaran a él a la Casa Blanca. La conversación fue inicialmente extraoficial pero después publicada con permiso del presidente.
«Y dado que esto es extraoficial, seré muy directo», dijo Obama. «De ganar yo un segundo mandato, una razón importante por la que ganaré un segundo mandato es debido a que el candidato republicano y el Partido Republicano se han distanciado mucho del grupo demográfico de más rápido crecimiento del país, la comunidad hispana».
El miércoles, el líder de la mayoría en el Senado Harry Reid prometió presentar un paquete de reforma migratoria el próximo año, diciendo que los republicanos lo rechazarían «bajo su propio riesgo».
Los detractores a un acuerdo migratorio advirtieron que los republicanos no deberían morder la carnada demócrata. Steve Camarota, del Centro de Estudios de Inmigración, señaló que los hispanos han respaldado de manera fidedigna a los demócratas por décadas, incluso después de que el presidente Ronald Reagan firmó una amnistía de inmigración en 1986 que les dio a muchos de ellos un estado migratorio legal. Esos nuevos ciudadanos estadounidenses, dijo Camarota, se hicieron demócratas.
Camarota y otros partidarios a las restricciones de inmigración sostienen que los hispanos se inclinan a los demócratas porque están a favor de los programas sociales del gobierno e impuestos más altos para los ricos.
«Ellos cambiaron al electorado nacional y ahora tienen que moverse con el electorado», dijo Camarota sobre el Partido Republicano. «Durante 30 años de los que tenemos registros, los hispanos han votado a favor de los demócratas. No hay razón para pensar de que eso va a cambiar a menos que el Partido Republicano se aleje de su propia postura de bajos impuestos y poca regulación».
El presidente de NumbersUSA, Roy Beck, cuyo grupo aboga por reducciones en los niveles de inmigración, alega que los republicanos como Romney necesitan explicar a los votantes hispanos por qué las restricciones migratorias son de su interés.
«Él (Romney) debería haber hablado sobre desempleo entre hispanos y qué tanto la elevada inmigración afecta el empleo para los hispanos».
El representante Lou Barletta, republicano por Pensilvania y analista de temas de inmigración, aceptó que los temas económicos, y no los migratorios, son clave para ganarse el voto hispano.
«Nunca debes sacrificar tus creencias medulares por cuestiones políticas», dijo.
El debate no es nada nuevo para el Partido Republicano.
Mario H. López, presidente del conservador Hispanic Leadership Fund, dijo que ha escuchado argumentos como esos anteriormente —después de cada elección en la que los hispanos se inclinan más a los demócratas y los republicanos sufren por ello.
«El tiempo no corre a su favor», dijo López. «Algunos de nosotros hemos estado hablando sobre eso por años. Depende de ellos si desean escuchar o tener más noches como la del martes».
Buscarán reforma migratoria integral
Los dirigentes de una organización que agrupa a Dreamers en todo el país anunciaron el jueves que durante las próximas semanas se acercarán a legisladores de ambos partidos para intentar convencerlos sobre la necesidad de legalizar en forma permanente a los 11 millones de inmigrantes que residen en Estados Unidos sin la debida documentación.
Cristina Jiménez, directora de United We Dream, calificó como fundamental la labor que miembros de esa organización realizaron en estados claves como Florida, Colorado y Texas para activar a votantes latinos, un electorado que le dio cerca del 70% a Obama, según encuestas a boca de urna.
«La participación de votantes latinos dejó muy claro que el presidente debe lograr la reforma migratoria. Es un mandato. El presidente y los dos partidos necesitan reunirse para cambiar la política migratoria, y con ello nos referimos a cambios permanentes que creen una senda a la legalización para nuestros padres y comunidades», dijo.
Jiménez indicó que buscarán iniciar los contactos con los líderes de las bancadas republicanas en ambas cámaras e identificó al senador Marco Rubio como uno de los republicanos claves para involucrar al resto de su partido en un debate sobre reforma migratoria.
Obama ganó un gran apoyo del voto latino al reiterar la promesa formulada en 2008 de lograr una reforma migratoria integral durante su primer año de mandato.
Durante su primer mandato incumplió la promesa pese a que contaba con la mayoría en ambas cámaras y deportó a un promedio anual sin precedentes de 400 mil personas, pero el 15 de junio anunció un programa para suspender las deportaciones de algunos inmigrantes menores de 30 años que fueron traídos a Estados Unidos sin autorización cuando eran niños.
El Programa de Política de Inmigración del centro, el Migration Policy Institute (Instituto de Política Migratoria) con sede en Washington, dijo que por lo menos 1,76 millones de personas podrían beneficiarse del programa.
A estos jóvenes se les conoce en inglés como Dreamers, debido a un proyecto de ley «Dream Act» que buscaba suspender las deportaciones de manera permanente. Su última versión fue aprobada por la cámara baja pero no obtuvo los votos necesarios en el Senado en diciembre del 2010.
Obama ha acusado reiteradamente a los congresistas republicanos de obstruir no solamente una potencial reforma migratoria, sino otras iniciativas fiscales y económicas.
Al día siguiente de que Obama resultara reelecto, el líder republicano en la cámara baja John Boehner invitó al presidente a retomar las negociaciones —fallidas en 2011— que evitarían la entrada en vigencia a fin de año mayores impuestos y recortes drásticos al gasto público. Los republicanos conservaron la mayoría en la cámara y los demócratas en el Senado.
«Señor presidente, éste es su momento. Queremos que usted sea el líder. Hallemos el consenso que nos ha eludido», dijo Boehner refiriéndose a las negociaciones fiscales.
El déficit fiscal es la prioridad inmediata para Obama y los dos partidos en el Congreso, subrayada por la drástica caída que sufrió Wall Street por temores de que los dos partidos sean incapaces de llegar a un acuerdo antes del 1 de enero.
Si las negociaciones bipartidistas en el frente fiscal son exitosas, pudieran servir a crear un ambiente favorable para comenzar a negociar una reforma migratoria.