Sordo y mentalmente trastornado tras la guerra entre Francia y España de comienzos del siglo XIX, Francisco de Goya y Lucientes tuvo la voluntad y dedicación para realizar grabados con una calidad técnica impresionante sobre sus «disparates», imágenes grotescas, fantasiosas y muy personales sobre el mundo que imaginaba.
La serie permaneció inédita hasta después de la muerte del pintor, cuando 18 de estos grabados fueron producidos por la academia española de Bellas Artes en 1864. Poco después aparecieron cuatro grabados más en la revista F
francesa L’Art, completando la serie como se la conoce actualmente.
Ahora los primeros 18 grabados son presentados por primera vez en México en el Museo Nacional de San Carlos, y no vinieron de viaje desde Europa (los cuatro que aparecieron posteriormente están en el Museo del Louvre), sino que fueron prestados por un coleccionista mexicano.
Los grabados realizados con las técnicas de aguatinta y aguafuerte fueron adquiridos hace casi 30 años por la familia del abogado mexicano Jorge Ramos, quien los compró a una familia española que los había heredado por generaciones.
«Para nosotros es un tesoro tener esto y ahora lo más importante de tenerlo es compartirlo con la gente, con el público», dijo Ramos. «Goya es un maestro para todos los pintores», señaló sobre el artista.
«Los Disparates» son la última de las cuatro series de grabados realizadas por Goya que completan «Los desastres de la guerra», «Los caprichos» y «Tauromaquia». Por años, estuvieron olvidados en un cajón de la Quinta del Sordo (la residencia del pintor, llamada así por su sordera) tras la partida de Goya a Burdeos, Francia, en 1824.
De sus series de grabados es la menos conocida y la más críptica pues no tiene línea temática ni un orden establecido, mientras que su espíritu es bastante expresivo con escenas nocturnas, carnavalescas, violentas y oníricas.
Goya «es un maestro que habla con un estilo y una honestidad inigualable del horror, de aquello que es inimaginable, de aquello que pocas gentes se atreven a abordar», dijo Carmen Gaytán Rojo, directora del Museo Nacional de San Carlos. «Estos claroscuros, estos momentos en los que los monstruos crecen y dejan verse con todas sus fauces y lo grotesco. Estos bailes (de los grabados) que son muy españoles pero que al mismo tiempo siempre tienen una nota diabólica y espantosa, hablan de un momento como muchos momentos que nos han tocado vivir últimamente a los mexicanos».
«Ha sido restaurada recientemente, por eso es que tiene tan vigente el claroscuro que es el manejo genial que hace Goya en sus trabajos», expresó Gaytán Rojo respecto al estado de las obras.
«Goya es un humanista en el sentido más amplio de la palabra y lo que critica es la injusticia, la guerra y hace una crítica muy fuerte hacia las debilidades humanas», dijo la curadora Adriana Bustillos. «Representa la modernidad absoluta que es la capacidad de utilizar el dibujo y el arte como forma de expresión».
La exposición, inaugurada en el marco del 45 aniversario del Museo de San Carlos, es también una invitación para reconocer la modernidad de la visión de Goya. La muestra estará abierta al público hasta el 13 de octubre.