Gordas, las focas


En algún momento Napoleón dijo en uno de sus discursos que «el cañón mató al feudalismo; la tinta matará a la sociedad moderna».

Eswin Quiñónez
eswinq@lahora.com.gt

Como en las elecciones en Guatemala nada cambia, y el desenlace se sabí­a desde hací­a tiempo atrás. Cosa tí­pica en el paí­s. Me reservaré comentarios al respecto, por lo menos mientras digiero toda esa información. Me pareció más interesante hablar sobre la responsabilidad de los medios de comunicación.

Rebotó en mi correo electrónico un cable noticioso hablando sobre la reaparición de Britney Spears, que si bien no soy devoto de toda esa parafernalia neo pop de poco sustento cultural, me llama la atención cómo los medios de comunicación fijan un parámetro de realidad que deforma a la sociedad a su antojo, sin concebir las posibles consecuencias que llevan esas decisiones de sensacionalismo no controlado.

«Y Britney reapareció… un poco foca», explica el titular del periodista que habla sobre la presentación de la «princesa del pop» en Las Vegas durante la entrega de los MTV Video Awards. En la nota se destaca, con argumentos de bien llamada asquerosa crí­tica del corazón, el volumen de su fí­sico en comparación a sus años de éxito, laureles y estrellato.

Creo que es muy desafortunado el calificativo de «foca». Como una forma de aliento al estereotipo del buen cuerpo, la anorexia y todos los disparatados males del occidente que son difundidos sin responsabilidad por los medios.

El periodista muchas veces no mide las consecuencias de untar con tinta sus emotivas reacciones a tal o cual circunstancia que se convierte en noticia, otorgándole calificativos o despreciativos que no le corresponde.

En este caso, es comprensible que la noticia sobresaliente es el resultado fí­sico que obtuvo luego de su desintoxicación y su vida sedentaria. Su gracia ya no es la misma pero, el modelo de belleza occidental no debe ser almidonada con el calificativo de «foca»; luego, nos espantamos porqué las niñas quieran estar esqueléticas.

En algún momento Napoleón dijo en uno de sus discursos que «el cañón mató al feudalismo; la tinta matará a la sociedad moderna», y la mata poco a poco, deformándola. Crea esos modelos a seguir, exaltando toda esa porquerí­a malintencionada mermando la función educativa y social que nos vendí­an los teóricos de la comunicación en la academia.

Este oficio suele despertar pasiones. Tendemos a involucrarnos a tal punto de sentirnos ofendidos de la forma en que se desenvuelve nuestro objetivo generándonos descontentos que prima en lo que divulgamos. Creo que en el ejercicio estamos perdiendo ese papel de transmisor y no de transformador de la realidad.