Google pretende digitalizar todos los libros del mundo


La razón para rechazar la propuesta es muy simple: Google actuó al margen de la Ley, en contra de convenios internacionales que durante muchas décadas han protegido la propiedad intelectual, opinan millares de escritores en todo el mundo.

Ramiro Mac Donald
http://ramiromacdonald.blogspot.es/

En 2008, sin decirle a nadie, el monstruo informático Google, decidió empezar a digitalizar todos los libros que se le pusieron enfrente, en tanto más de 6,500 escritores de todo el mundo ya le cerraron la puerta a Google. Entre ellos Milan Kundera, Ricardo Piglia, Thomas Pynchon y los chilenos Marcela Serrano, Roberto Ampuero, Pablo Simonetti y Alberto Fuguet. Google promete que va a subir todos los libros a la RED de redes.

Otros que han dicho que no aceptan que les paguen $58.00 por cada libro que Google busca subir, son: Daniel Alarcón, el uruguayo Eduardo Galeano y el argentino Ernesto Sábato. Otros que dijeron que no, fueron los representantes de las obras de Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate); los de J.G. Ballard, recién fallecido icono de la ciencia ficción británica; los del argentino Manuel Puig y del uruguayo Mario Benedetti, así­ como innumerables desconocidos.

Pero ¿será posible que los escritores de América Latina renieguen que sus obras estén en Internet? O que ¿los autores poco conocidos no quieran aceptar que un gigante mundial como es Google los publique en su portal al que todo el mundo puede tener acceso gratuitamente? Interesante dilema.

Es una provocación que una empresa tan grande, quiera tragarse la más grande tajada del pastel cultural, que en el futuro representarán los libros digitales. Es un mercado de millones de millones de dólares, pero también de conceptos donde la homogeneidad del pensamiento, está en juego. No es problema mercantil, la esencia de este tema. Es cultural.

Muchos intelectuales lo tienen claro: ¡No! a la pretensión de Google de digitalizar todos los libros y/o obras del mundo entero. Pero muchos también están muy conscientes que, si juegan mal sus cartas, podrí­an quedar fuera de la más grande de las vitrinas en el mundo editorial del futuro cercano. Hay quienes ni siquiera se atreven a pensar en dar una respuesta negativa, otros se oponen.

El libro como tradicionalmente todos los conocemos: varias hojas unidas a un lomo y protegidas por tapas, apareció más o menos en el siglo VI, cuando los rollos de papiro fueron reemplazados por el pergamino. Este formato fue verdaderamente revolucionario y provení­a de un scriptorium, copiado a mano por abnegados monjes, que le pintaban ilustraciones… y eran tan costosos como una granja llena de animales. Algunos monjes pasaban toda su vida copiando tan solo un ejemplar de estas maravillosas obras de arte, que permitieron conservar el pensamiento en aquella Edad Media de la humanidad.

A raí­z de la aparición de la imprenta, mediados de 1400, el libro siguió teniendo el mismo esquema, pero Gutenberg logró producirlo masivamente, a un precio ridí­culamente menor y muy fácil en su manejo. Gutenberg no lo supo, pero logró dar con un invento tan perfecto, que no fue sino hasta centenares de años después, que fue perfeccionado… y nunca habí­a sido ni desplazado, ni amenazado.

Pero ese fenómeno cultural, con más de 500 años, se cree que tiende a desaparecer en este siglo XXI o por lo menos, a cambiar radicalmente. ¿Será Google la punta de lanza para el verdadero inicio del fin de la cultura libresca, como la conocemos hasta hoy? Chi lo sa…