El gobierno del presidente zimbabuense Robert Mugabe, que se aferra al poder tres semanas después de unas elecciones generales que le infligieron una histórica derrota, ha perdido toda legitimidad y ya sólo intenta ganar tiempo, estiman varios expertos.
«Todas las reglas que establecen la legitimidad (del gobierno) han sido violadas. Desde el punto de vista del derecho internacional, este régimen ha perdido su soberanía», sostiene Kader Asmal, profesor emérito de la universidad sudafricana de Western Cape.
Apoyándose en una ley electoral que no fija plazos para la publicación de los resultados, «el gobierno se aferra por todos los medios» para mantenerse en el poder, analiza Nicole Fritz, directora de la Asociación de abogados de ífrica Austral para la defensa de los derechos humanos.
La Constitución estipula que «el presidente puede permanecer en el cargo hasta que su sucesor sea entronizado», explicó.
Gracias a un nuevo escrutinio de los votos, iniciado el sábado, «Mugabe puede decir que tiene derecho a permanecer en el cargo».
«Es tal vez cierto sobre el papel, pero la maniobra es burda», agrega la jurista. «El poder no hace más que postergar el plazo», agrega.
Los expertos coinciden en que los resultados de las elecciones del 29 de marzo (presidenciales, legislativas, senatoriales y municipales) están en manos de las autoridades desde el día siguiente a los comicios.
El caso es que la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC), cuyos miembros son elegidos por el presidente, tardó cinco días en entregar a cuentagotas los datos del escrutinio.
«Atribuyó los escaños como si repartiera las cartas para una partida, una de cada vez a cada uno de los jugadores», destaca Derek Matyszak, investigador en Harare del Instituto para la Democracia en Sudáfrica (Idasa).
«Para llegar a esta demostración de fuerza, la ZEC debía por supuesto disponer de los resultados de todas las circunscripciones», opina.
El 2 de abril acabó concediendo a la oposición una mayoría en la Cámara de Diputados, de modo que la Zanu-PF perdía el control del Parlamento por primera vez desde la independencia del país en 1980.
Ese mismo día la prensa estatal reconoció que «la tendencia de los resultados de las presidenciales muestra que ninguno de los candidatos obtendrá más del 50% de los votos», con lo que admitía que Mugabe, de 84 años, no había conseguido su acostumbrada mayoría absoluta.
Desde entonces se ordenó un nuevo cómputo de las papeletas en 23 de las 210 circunscripciones en las que la ZEC alega que hubo irregularidades y se desconoce el desenlace de las presidenciales, aunque el líder de la oposición Morgan Tsvangirai se ha autoproclamado vencedor.
El miércoles el diario estatal The Herald abrió la puerta a «un gobierno de unión nacional de transición» dirigido por Mugabe.
El periódico «no representa la opinión de la Zanu-PF ni del gobierno», recalcó el portavoz del partido y ministro de Justicia, Patrick Chinamasa, que también puso en entredicho los plazos legales que ordenan una segunda vuelta «en los 21 días siguientes a las elecciones».
«El plazo empieza a contar a partir de la publicación de los resultados», dijo.
Según Kader Asmal, experto en derecho internacional, «en adelante la ONU tiene derecho a intervenir» en Zimbabue.