Tienen a su cargo la seguridad del mandatario de la Nación, además, cuidan de su familia y otros funcionarios de Gobierno, pero… ¿es necesaria la presencia de 882 personas en una sola secretarí­a?

La Secretarí­a de Asuntos Administrativos y de Seguridad (SAAS), fue creada en 2000 con la finalidad de dar seguridad al Presidente y Vicepresidente de Guatemala, así­ como a su familia y a ex funcionarios de gobierno. Además, ellos deben brindarle ayuda administrativa y logí­stica en actividades oficiales y personales, esto tanto dentro del territorio nacional como en el extranjero.

En total, sólo bajo el renglón de «agente civil de seguridad presidencial», laboran 504 personas, cuyos salarios oscilan entre los 4 mil y 8 mil quetzales. En total, el Gobierno gasta 3 millones 317 mil quetzales en salarios de estos guardias, además de 128 mil 205 quetzales más en sus bonos, lo que hace un total de 3 millones 265 mil 205 quetzales.

Esta entidad vino a sustituir al desaparecido Estado Mayor Presidencial, que, a decir de Gustavo Berganza, de Centro Civitas, más que un ente de seguridad para el gobernante, era un sistema de represión para el pueblo guatemalteco.

«El Estado Mayor Presidencial se convirtió en un sistema que eliminaba gente si esta hací­a sus denuncias, por otro lado, la SAAS está dedicada a cuidar del Presidente y eso es positivo», señala Berganza.

También Marco Antonio Barahona, analista polí­tico de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), da su punto de vista al respecto, indicando que todos los gobiernos de América Latina cuentan con un Ministerio que se encarga de apoyar a los mandatarios.

Barahona indica que debido al importante papel que desempeñan los jefes de Estado, el cual es establecido en cada Constitución Polí­tica y que tiene que ver con la asignación de tareas muchas veces mayores a las que puede desempeñar un solo funcionario, este necesita tener un cuerpo mí­nimo de colaboradores que le ayuden en ese trabajo.

El analista de ASIES dice que «para desempeñar su labor, el mandatario necesita, por lo menos, contar con un secretario general, un secretario privado, uno de asuntos especí­ficos y el secretario de seguridad».

A QUIí‰NES PROTEGEN

En la Ley de la Secretarí­a de Asuntos Administrativos y de Seguridad, publicada en base en al Decreto 50-2003, se establece que la SAAS debe garantizar permanentemente la seguridad, integridad fí­sica y la vida del Presidente y Vicepresidente, así­ como brindar un apoyo temporal a funcionarios del Estado y dignatarios de visita oficial a Guatemala.

Además, esta protección será brindada a los candidatos polí­ticos que participen en una segunda vuelta electoral para el cargo de Presidente y Vicepresidente de la República. Así­ como a ex presidentes y ex vicepresidentes.

Barahona expresa que la seguridad es un tema fundamental en el cuidado del mandatario, pues se debe evitar y prevenir cualquier manifestación de violencia contra él. Estos desacuerdos pueden presentarse, ya sea por asuntos polí­ticos, por inconformidades en las acciones del gobernante o con el fin de crear una desestabilización en el paí­s.

La seguridad de los agentes de la SAAS se extiende también al Vicepresidente de la República y a ex mandatarios de la Nación. Durante algún tiempo los agentes protegí­an también a personajes de la sociedad civil sometidos a presiones o con amenazas de muerte, pero después se estableció que esta protección serí­a destinada únicamente a los servidores públicos por lo que se les retiró el resguardo.

Entre quienes contaban con esta protección puede mencionarse a monseñor ílvaro Ramazzini y la activista en Derechos Humanos Helen Mack. Luego de ser retirados los agentes de la SAAS, ellos quedaron bajo el cuidado de elementos de la División de Protección a Personalidades (DPP).

GRANDES SALARIOS

La cantidad de dinero que perciben quienes engrosan las filas de la Secretarí­a, generan expectativas en cuanto a la necesidad y funcionalidad del personal. Sin embargo, para el licenciado Berganza esto tiene una razón de ser, «el problema con la seguridad es que si no perciben un salario decoroso, ¿quién se va a arriesgar a recibir una bala por el Presidente?», dice el experto.

Además, según el representante de Centro Civitas, el que los agentes de seguridad ganen cierta cantidad de dinero es una manera de contrarrestar la corrupción; «el problema con la Policí­a es que ganan 2 mil 500 quetzales, ¿con esa cantidad qué se puede hacer?, y tienen una tarea muy delicada», señala el entrevistado.

Por su parte, Marco Antonio Barahona indica que el presupuesto que se le asigna a la SAAS deberí­a ir de acuerdo a la realidad nacional. «Debe ir acorde a la naturaleza de un Estado pobre, como lo es el guatemalteco, que es bastante frágil y acorde con los ingresos que tiene el Estado y que maneja el Ejecutivo», opina el experto.

CANTIDADES EXAGERADAS

Sin conocer a fondo la cantidad de agentes que dan cobertura al Presidente, pero tomando en cuenta el dato presentado en la nómina de la SAAS para el mes de octubre, donde se muestra que actualmente hay 70 agentes encargados de la seguridad presidencial, para el representante de ASIES esta cantidad se considera exagerada.

«Evidentemente el Presidente necesita un mí­nimo de cuatro o cinco personas que estén a cargo de la seguridad», dice Barahona y continúa diciendo que «tomando en cuenta que se manejan turnos durante las 24 horas, la cantidad deberí­a ser de 15 personas al dí­a».

Además, el entrevistado reflexiona con que se debe tomar en cuenta la cantidad de familiares que tiene el mandatario, y que hace falta un equipo mí­nimo para garantizar esa seguridad, «pero esto se tiene que hacer con criterios de austeridad y con la máxima efectividad para utilizar el número mí­nimo de agentes que las circunstancias permitan», dice el analista.

Barahona concluye su intervención diciendo que «en condiciones como las del Estado guatemalteco, con bajos ingresos y con prioridades en otros ámbitos como la seguridad, la salud, la educación, la infraestructura y el ambiente, deberí­a procurarse tener el menor aparato posible de seguridad y que este tenga alta efectividad, para que, aunque siendo pocos, sean capaces de cumplir con sus funciones».