Gobierno fantasma talibán dirige a los afganos


Los agricultores afganos reconocen que el Gobierno taliban controla el paí­s. AFP PHOTO / CHRISTOPHE SIMON

Cuando el cadáver acribillado a balazos de Anwarai fue encontrado cerca de Muqur, en el sur de Afganistán, «los habitantes estaban contentos», sostiene Fazal Haq.


Anwarai habí­a sido condenado por un «juez» que dependí­a del «gobierno fantasma» de los talibanes.

«Anwarai tení­a 35 años y aguardaba en la carretera, donde robaba a las personas que regresaban de la ciudad con sus compras», señaló Fazal Haq, un habitante de Muqur de 22 años, interrogado por teléfono.

Pero hace cuatro meses, Anwarai robó la moto de un talibán. Más tarde fue encontrado, asesinado de dos balazos en el pecho y uno en la cabeza, junto a una carretera.

«Antes, los talibanes hací­an justicia lejos de la ciudad y se ocultaban. Ahora están a menos de 3 km de Muqur y los habitantes vienen a verlos para que resuelvan sus problemas», explica Fazal.

La historia de este ladrón insignificante ilustra un problema que no es nuevo, pero que está cobrando magnitud mientras la insurrección gana terreno. En la mayorí­a de las provincias, los talibanes disponen de un «gobernador», de «jueces» y de «jefes de policí­a» que dirigen la vida de los habitantes.

«Los talibanes tienen un gobierno fantasma en 33 de las 34 provincias del paí­s», asegura un alto responsable de la inteligencia militar de la OTAN en Kabul. A nivel nacional, su jefe, el mulá Mohammad Omar, «tiene un gobierno preparado para tomar el poder, con ministros designados» el dí­a que caiga el gabinete del presidente Hamid Karzai, según esta fuente, que está preocupada por «la expansión» de la insurrección.

«Hay un gobierno talibán fantasma, estructuras talibanes, y es cierto que la población se dirige a ellos», reconoce Jalid Pashtoon, diputado de la provincia de Kandahar, un bastión talibán.

«Sus gobernadores participaban en el régimen de los talibanes antes de su caí­da en 2001. Son jóvenes, dinámicos, resueltos e influyentes. Y los habitantes vienen a verlos porque imparten una justicia expeditiva, considerada más eficaz que la justicia común», explicó a la AFP este diputado, que apoya a Hamid Karzai.

«Nuestro gobierno está minado por la corrupción y no hace su trabajo, los habitantes se alejan de él y piden el arbitraje de los talibanes», agregó.

«Nosotros tenemos gobernadores, responsables de distritos, una corte militar para cada provincia y una corte civil para resolver los problemas cotidianos», confirmó Yusuf Ahmadi, un portavoz del comando talibán, al ser interrogado por teléfono.

Los jueces talibanes hacen justicia ya se trate de disputas entre vecinos, robos o matrimonios mal arreglados.

«No es necesario cortar una mano en el caso de un robo o lapidar a personas que se dedicaron al sexo fuera de los ví­nculos del matrimonio», afirma el responsable talibán del distrito de Archi, en la provincia de Kunduz.

«Los que deben ser castigados son golpeados o detenidos en las casas de los jefes de las tribus», aclara.

Un habitante de la provincia de Kandahar (sur), Mohammad Jan, destaca que de todas maneras, los habitantes no tienen alternativa. «Ellos tienen miedo de las represalias si piden ayuda a la policí­a o a la justicia. Los talibanes controlan la región y no se puede hacer nada», se lamenta.