La formación de un nuevo gobierno libanés, que se esperaba desde hace cinco meses, iba por buen camino hoy luego de concesiones del primer ministro designado Saad Hariri y de la aceptación de la corriente del Hezbolá chiíta.
El anuncio de este nuevo gobierno de unión nacional, que podría producirse en 48 horas, pondría fin a la crisis política que hizo temer un repunte de la violencia comparable a la de mayo de 2008.
Justo cinco meses después de las elecciones legislativas en las cuales se impuso la mayoría dirigida por Hariri y apoyada por Estados Unidos y Arabia Saudita, el Hezbolá y sus aliados dieron su aprobación para la composición del futuro gobierno.
«Los participantes en la reunión se pusieron de acuerdo para la formación de un gobierno de unión nacional conforme a las reglas aprobadas durante las negociaciones», indica un comunicado del Hezbolá publicado en la noche del viernes luego de una reunión de los líderes de ese grupo.
El líder del Hezbolá, Hassan Nasralá, que participaba en esa reunión, así como su aliado cristiano Michel Aoun y su aliado chiita, el presidente del Parlamento Nabih Berri, esperan que «esta iniciativa sea por el bien de Líbano y de su pueblo», según el texto.
Las partes estaban de acuerdo en la fórmula de repartición de las carteras ministeriales (15 ministros para la mayoría, 10 para la minoría y cinco ministros «neutrales» elegidos por el presidente de la República), pero las consultas estaban bloqueadas en relación a los nombres de algunos ministros y el carácter de las carteras otorgadas a la minoría.
Esta fórmula «15 10 5 será mantenida» según una fuente cercana a los allegados a Saad Hariri.
Otra fuente, en la presidencia de la República, afirmó el sábado a la AFP que el jefe del Estado, Michel Sleiman, «era optimista en cuanto a la inminente formación del gobierno».
El gobierno de unión nacional es una reivindicación de la oposición que se opone a que la mayoría se reserve las decisiones importantes, sobre todo la cuestión delicada del arsenal del Hezbolá, enemigo declarado de Estados Unidos e Israel.
Los dos bandos se acusaban mutuamente de ser responsables del bloqueo. La mayoría estimaba que la minoría está sometida a Siria e Irán, mientras que esta última sostenía que el otro sector obedece las órdenes de Estados Unidos y Arabia Saudita.
Siria es la ex potencia de tutela de Líbano. Su ejército se retiró en 2005 de Líbano, luego del asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri, en el cual la mano de Damasco fue señalada en un informe luego de una investigación internacional de la ONU. Siria siempre ha rechazado esas acusaciones.
Algunos observadores habían manifestado el temor de que el bloqueo de la situación provocase una nueva crisis en Líbano y recientemente la comunidad internacional, en particular Estados Unidos, Francia y la ONU, habían llamado a una rápida formación del gobierno.
Durante este año, Líbano vivió un periodo de calma, registrando una afluencia récord de turistas durante el verano (boreal).
Pero el bloqueo de la situación política había hecho temer un repunte de la crisis que estalló a fines de 2006 y que alcanzó su punto culminantes en mayo de 2008 con enfrentamientos sangrientos y sin precedentes desde el fin de la guerra civil (1975-1990).