Durante un acto en el que izó la bandera de Honduras en la plaza frente a la Casa Presidencial, el mandatario que asumió el 28 de junio tras el derrocamiento de Manuel Zelaya manifestó en una rueda de prensa que él mismo ha pedido al mediador del conflicto hondureño, el presidente costarricense Oscar Arias, que invitara a «personajes» internacionales.
Micheletti hizo alusión a la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien llegó en la tarde de ayer a Costa Rica para una visita oficial que estará marcada por la crisis política hondureña.
La vicepresidenta del gobierno español llegó acompañada, entre otros, por el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, para tratar la crisis política hondureña surgida a raíz del golpe de Estado que depuso a Manuel Zelaya.
Fernández de la Vega tiene previsto reunirse con Enrique Iglesias, í“scar Arias y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
«Fui yo el que le pedí al presidente Arias la posibilidad de que vinieran personajes de esa catadura del mundo entero para que vengan a ver qué es lo que está pasando en Honduras», afirmó el mandatario de facto, quien trata de convencer al mundo de que no hubo golpe de Estado, sino «una sucesión constitucional».
«Eso es lo que nos interesa, que el mundo se empiece a dar cuenta que nosotros estamos haciendo las cosas correctamente y dentro de la Constitución de la República», subrayó.
España pretende dar un impulso al Acuerdo de San José presentado por Oscar Arias para buscar una salida negociada a la crisis hondureña. El documento de Arias plantea la restitución de Manuel Zelaya en el poder, la creación de un gobierno de unidad nacional, una amnistía para los delitos políticos y adelantar un mes las elecciones generales previstas para el 29 de noviembre.
Micheletti rechaza la restitución de Zelaya pero aceptó dialogar sobre los demás aspectos del plan, que envió a los demás poderes del Estado.
Manifestó su preocupación por el hecho de que «el gobierno de Nicaragua (esté prestando) una zona de ese país para que se puedan preparar grupos dizque armados para venir a atacar a Honduras».
Zelaya organizó en la zona del Ocotal, fronteriza con Honduras, un «ejército popular pacífico» para tratar de regresar a Tegucigalpa, donde las autoridades militares y policiales han establecido un cerco con toque de queda incluido para impedírselo.
«Al final él (Zelaya) explica que hay un cuerpo militar de Nicaragua y Honduras viendo estos problemas y que nosotros consideramos que al final vamos a darnos un abrazo. Nosotros no queremos pelear con nadie», abogó.
En ese sentido, también desmintió que Honduras prepare un ataque a Nicaragua, como denunció el presidente Daniel Ortega. «No es cierto, no es cierto, el ejército hondureño está reportándome cada momento las acciones que está tomando y en ningún momento está planeando ningún ataque, estamos en nuestra frontera esperando cualquier acción negativa contra los intereses del pueblo», señaló.
La llegada del secretario general de la OEA, junto a la de la vicepresidenta española y el secretario general iberoamericano, quienes se reunirán con el mediador, í“scar Arias, vuelve a trasladar ayer la crisis institucional hondureña a la órbita diplomática.
La vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien llegó ayer a Costa Rica acompañada por el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, en una visita oficial, anunció que se reunirá con el presidente y mediador en la crisis, í“scar Arias, para darle el apoyo de España.
Junto a ellos, se dará cita en San José el máximo responsable de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, también para respaldar la labor mediadora de Arias y decidir los pasos a seguir.
Arias, Fernández de la Vega e Iglesias cenaron juntos y se reunieron el domingo por la noche en casa del primero.
Para este lunes tienen previsto reunirse con Insulza, con el fin de estudiar los próximos pasos y decidir si Iglesias viaja a Honduras, como el presidente de facto Roberto Micheletti le solicitó la semana pasada a través de Arias.
Desde que Arias presentó el pasado 19 de julio a las delegaciones del depuesto presidente Manuel Zelaya y de Micheletti su plan de acción para buscar una salida negociada a la crisis surgida tras el golpe de Estado del 28 de junio, el proceso parece estar estancado.
El plan del premio Nobel de la Paz costarricense prevé la restitución de Zelaya en el poder, la constitución de un gobierno de unidad nacional, amnistía para los delitos políticos y el adelanto en un mes de las elecciones generales del 29 de noviembre.
Este lunes está previsto que la comisión del Congreso hondureño creada para estudiar la propuesta de Arias, que cuenta con el apoyo unánime de la comunidad internacional, emita su opinión, después de haber declinado hacerlo la semana pasada.
No obstante, el gobierno de facto de Roberto Micheletti ha dejado claro que no aceptará el principal punto del plan de Arias: la restitución de Zelaya en el poder, mientras que el Tribunal Supremo de Elecciones ha dicho por su parte que es inconstitucional adelantar las elecciones.
España exige una salida democrática en Honduras y para ello no ha dudado en promover medidas de presión a nivel europeo que se suman a las que ya han impuesto otros países y organismos financieros internacionales.
Además de hacer que los embajadores comunitarios se retiraran de Tegucigalpa, Madrid también promueve que Bruselas retire los visados a los máximos responsables del gobierno de facto, como ha empezado a hacer Estados Unidos.
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, advirtió el domingo a las nuevas autoridades hondureñas que tampoco reconocerá el gobierno que salga de las urnas el 29 de noviembre si antes no se ha restablecido el orden constitucional.
Por su parte el presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo este lunes que propondrá a la OEA que «desconozca los resultados de las elecciones» que puedan realizarse bajo el gobierno de facto en el país centroamericano.
«Esta es una medida efectiva que tiene que decidirse en el seno de la OEA, cualquier elección bajo un régimen de facto no tiene validez alguna», señaló Correa.
Por su parte, Zelaya abandonó su base de la ciudad nicaragí¼ense de Ocotal en la frontera con Honduras -donde quedó un puñado de seguidores que participan en su «ejército popular»- para prepararse a viajar a México, donde el martes planea reunirse con el presidente Felipe Calderón.
Mientras tanto, sus seguidores siguen presionando en Honduras, donde este lunes velarán a las dos últimas víctimas mortales registradas en el marco de la crisis -dos maestros- y anunciaron que a partir del miércoles se iniciarán desde todo el país dos multitudinarias marchas que convergerán en Tegucigalpa y San Pedro Sula para exigir su regreso.