Gloria vengada


Grecia Aguilera

Según cuenta la historia, Mstislav Rostropovich tocaba con un violonchelo que estaba mal armado; aun así­, el maestro era extraordinario en su ejecución. El famoso constructor y restaurador de instrumentos de cuerda, con quien Rostropovich llegó para que le fuera arreglado el problema, relata: «Cuando entró por primera vez a mi taller él ya era un músico famoso y yo estaba impresionado de verlo allí­, en mi taller. Vino porque querí­a que le reparara su violonchelo; se sentó, tocó algo y me dijo: «Difí­cil tocar violonchelo», efectivamente, él tocaba con un violonchelo cuyas cuerdas estaban muy altas, mal ensamblado, el puente y el alma no estaban bien dispuestos; en resumen Rostropovich tení­a toda las dificultades del mundo para tocar con ese instrumento y pese a eso tení­a una sonoridad excepcional y sobre todo una gran intensidad emotiva. Me puse entonces a reparar su instrumento siguiendo sus indicaciones y unos dí­as después regresó y lo probó, y con una sonrisa me dijo: «Fácil, ahora fácil tocar violonchelo…» Mstislav Rostropovich, violonchelista, pianista y director de orquesta ruso nació en la ciudad de Bakú el 27 de marzo de 1927. Desde los 8 años de edad fue declarado genio y a los 16 años ingresó al Conservatorio Tchaikovsky, en Moscú, donde conoció a los compositores Dimitri Shostakovich y Sergei Prokofiev. Desafió al régimen comunista en diferentes oportunidades, lo que hizo que se ganara la desconfianza de las autoridades polí­ticas de ese entonces. Ayudó a sus amigos Shostakovich y Prokofiev quienes habí­an sido acusados de formalismo y acogió en su casa al Premio Nobel de Literatura ruso, en 1970, Alexander Solzhenistsin, quien fue duramente hostigado por el contenido de su obra literaria, en la que denuncia al régimen de Stalin. Rostropovich envió una carta a cuatro periódicos rusos en defensa del escritor, aun sabiendo las consecuencias, y dijo al respecto: «Sé que luego de mi carta habrá una opinión negativa de mí­, pero no tengo miedo de decir públicamente lo que pienso. A los talentos que hacen nuestras glorias no se les debe cortar las alas, todos tenemos el derecho de pensar y de expresar sin miedo nuestras opiniones». Para Rostropovich esto significó el fin de su carrera en la Unión Soviética, y en 1974 fue despojado de su nacionalidad rusa y obligado a abandonar el paí­s junto con su esposa Mstislav; duró sin nacionalidad 16 años. Nunca se arrepintió de haber ayudado a su amigo Alexander. Este doloroso exilio le valió el éxito total en todo el mundo. Se instaló en la ciudad de Nueva York, recibiendo inmediatamente nombramientos importantes. Rostropovich siempre estaba interesado en la juventud; en el año de 1977 fue creado en Francia el concurso internacional para jóvenes violonchelistas que lleva su nombre y se celebra cada cuatro años en Parí­s. En el año de 1990, Rusia le restituyó su nacionalidad soviética, y después de más de tres décadas en el exilio le hizo honor a su nombre Mstislav que significa «gloria vengada». Para Rostropovich, en la música del gran compositor universal Johann Sebastian Bach están contenidas las emociones esenciales del ser humano, las más dulces, las más potentes, las más tiernas y apasionadas, en especial en las seis suites para chelo solo, las cuales decidió grabar, solamente cuando él se considerase listo para ello, y esto sucedió al cumplir los 63 años de edad. Artista de altí­sima calidad, extraordinario músico, de un virtuosismo único, y enemigo de la censura; estrenó más de 70 obras escritas especialmente para violonchelo. El 27 de abril de este año, Mstislav Rostropovich, transmigró en la naturaleza y se transformó en la música misma, para hacerse inmortal.