Los murmullos comienzan en cuanto Gregg Popovich señala el banco, por lo general al promediar el primer cuarto.
Manu Ginóbili se levanta y crece el entusiasmo en el AT&T Center. Por supuesto, la anticipación es ambigua ya que nadie sabe qué hará el veterano argentino de los Spurs de San Antonio una vez que pise la cancha.
Puede que erre un desesperado intento de triple al igual que ocurrió en el segundo tiempo extra contra Golden State en los playoffs de esta temporada. O por el contrario que acierte a lo grande, como embocar un triple poco después para ganar ese mismo juego.
«Es lo que pasa con Manu», comentó su compañero Tim Duncan. «¿Me asombra? Todo lo que hace me asombra: sus aciertos y sus fallas. Hay que aceptarlo como es».
«Es alguien que nos da mucho de manera imprevista. La gente no sabe qué esperar. Uno nunca puede anticipar lo que hará Manu y ese es un factor que nos hace mejor como equipo», agregó.
El argentino y los Spurs se preparan para la quinta aparición del equipo en las finales de la NBA, donde enfrentarán al campeón vigente Heat a partir de mañana en Miami.
Desde que George Gervin, exaltado al Salón de la Fama, conquistó los corazones de los fanáticos de San Antonio durante una carrera de once años, ningún jugador había sido tan popular como Ginóbili. Duncan, Tony Parker, David Robinson y Sean Elliott ocupan un lugar especial en la apreciación de los hinchas, pero Ginóbili ha llegado a identificarse plenamente con el equipo de la ciudad.
«No sé cómo fue que nos conectamos al principio», relató el oriundo de Bahía Blanca. «Solo sé que me aceptaron desde el primer minuto que vine. Quizás son mis raíces hispanas, el idioma español o quizás mi estilo de juego. Supongo que fue un poquito de todo».
«Pero realmente me ayudó, especialmente al comienzo de mi carrera», prosiguió. «Ahora soy un jugador desarrollado, lo he visto todo y estoy más acostumbrado. Pero al comienzo, cuando tenía tantas dudas y cuando era el tipo nuevo en la NBA, en medio de la incertidumbre, tener a 18 mil personas apoyándome y avivándome fue una gran ayuda».
El jugador de 1,98 metro (6 pies 6) ha dado a los fanáticos de los Spurs muchas satisfacciones y alguna que otra decepción.
Promedió 20,8 puntos y 5,8 rebotes durante la postemporada para guiar a San Antonio al título de la NBA en el 2005. Durante el Juego 7 de las finales de la Conferencia Oeste de 2006 contra los Mavericks de Dallas, Ginóbili anotó 21 de sus 23 puntos en la segunda mitad para dar a su equipo una ventaja de tres puntos faltando 32 segundos. Pero segundos después cometió falta contra Dirk Nowitzki, en una acción que permitió que los Mavericks igualaran para ganar después en tiempo extra.
Ginóbili promedia unos respetables 11,5 puntos, 5,4 asistencias y 4,5 rebotes en la actual postemporada, pero los Spurs saben que tiene otro nivel y esperan verlo en las finales.
«Todavía siento que Manu se está reservando lo mejor de postre», comentó Parker. «Presiento que tendrá un gran final. Sería estupendo; decididamente lo necesitaremos».
Duncan asintió: «Le dije que se estaba reservando».
A decir verdad, Ginóbili nunca se ha reservado en la cancha desde sus primeros días en que jugaba en Bahía Blanca.
Popovich dijo que «juega con tal ferocidad en ambos extremos de la cancha que es único. A los técnicos eso les encanta».
A los 35 años, Ginóbili ya no lleva el cabello largo suelto que latigueaba en el aire con violencia con cada salto, aunque mantiene su energía incansable en su undécima temporada.
«Es uno de esos tipos que a los 50 años no podrá ni caminar», pronosticó el ex técnico Nate McMillan.
Ginóbili ya tiene dificultades para mantenerse de pie. Se perdió 22 juegos en esta temporada y 32 en la abreviada del 2012. Después de perderse buena parte del mes final de la temporada regular por una lesión, el argentino dijo que se siente perfectamente saludable.
«Es una gran cosa tener esta oportunidad de seguir jugando», comentó Ginóbili. «Me siento mejor. Tal como salieron las cosas incluso me olvidé lo que ocurrió durante la temporada. Ahora me siento bien. Estamos en las finales, ¿entonces qué otra cosa importa? Nadie va a recordar que me perdí 20 juegos durante la temporada regular».
El argentino dice que no tiene planes de retirarse, pero atesora este avance a las finales más que en las tres ocasiones anteriores.
«Me encanta lo que hago y creo que la gente se da cuenta», afirmó. «Aunque puedo empezar a ver el final del camino, me resulta difícil imaginarme ser un jugador retirado porque realmente amo lo que hago. Disfruto el vestuario antes de un juego. Incluso después de una derrota por la camaradería, por el hecho de ir a cenar para comentar lo que hicimos mal».
«Siento que otros me apoyan y yo apoyo a otros», agregó. «Tratar de cicatrizar las heridas entre todos es una gran cosa, algo que probablemente no se repetirá después de un retiro».