GIGANTE ANTE LA VIDA


«Mejor vete de aquí­, hijo; tú no puedes ayudarnos», le dijo el papá al joven Misael Barsuto. í‰ste, con lágrimas en los ojos, se alejó apoyado en una muleta.

César Guzmán

í‰l querí­a colaborar con su progenitor en las innumerables y rudas tareas propias de la gran finca en la que habitaban, pero la parálisis de la que padecí­a se lo impedí­a.

Sin embargo, él no querí­a permanecer ocioso, mientras los demás contribuí­an al bien común; de esa cuenta, decidió dedicarse a alfabetizar a los peones de la hacienda y de los poblados de los alrededores.

Con el tiempo fundó una escuela y una biblioteca, y gracias a él nadie se quedó en la oscuridad de la ignorancia; su padre, con mucho orgullo decí­a a viva voz: «Â¿Quién dice que mi hijo es un inútil?»

SIEMPRE HAY ALGUNA FORMA EN LA QUE PODEMOS SERVIR A LOS DEMíS.