Getting Home y The Iron Lady


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Ya sé que el fin del mundo está próximo, 21 de diciembre según los profetas contemporáneos, y conozco la calamidad que vivimos en el país producto del hambre, la pobreza, la corrupción y ahora hasta con eso que llaman “bullying” o acoso escolar, pero es preciso terminar lo que empecé el lunes pasado, según el imperativo kantiano que mueve mi voluntad a veces voluble y carente de fuerzas.

Eduardo Blandón


Decía en mi artículo anterior que el Dios de los cielos me había obsequiado, bueno que es con quien quiere, seis horas de cine ininterrumpido.  Y que como resultado de Su bondad me había entretenido viendo tres películas: The Housemaid, Getting Home y The Iron Lady.  Así, en mi entrega pasada comenté la primera: The Housemaid.   Pues bien, ahora me entretengo rápidamente con las dos últimas.
 
La primera, Getting Home.  Esta película dicen los entendidos que se puede categorizar como una comedia y realmente lo es.  Se estrenó en el año 2007 y su director es Yang Zhang.  Obviamente, es una producción china en donde se pone a prueba no sólo la capacidad cinematográfica de los asiáticos, sino su inteligencia, sentido del humor y pericia para persuadir a la crítica exigente cinéfila. 
 
Realmente la película no es solo un chiste colosal o una comedia burda, sino un drama que envuelve al espectador desde la primera puesta en escena.  El film empieza cuando los dos protagonistas se encuentran en una cantina y uno de ellos muere atosigado de licor.  A partir de ahí empieza la zaga que es el cumplimiento de una promesa entre amigos: llevar el cuerpo del difunto hasta la tierra que lo vio nacer, donde se encuentra el resto de la familia.   
 
 La película es una auténtica odisea porque Zhao arrastra el cuerpo de su amigo, Liu, por senderos que parecen interminables, escabrosos e imposibles.  Pero también la sensibilidad del director traza sus convicciones personales, su moralidad asiática, a través de la puesta en escena de valores tales como la lealtad, el cumplimiento a la palabra dada, la honestidad, la sencillez y la honradez.  De modo que en el corazón del espectador no quedan sino sentimientos de admiración por un ser humano capaz de hacer casi milagros con tal de ser fiel a su amigo. 
 
 La última película a comentar es la aclamada The Iron Lady.  La Dama de Hierro es un film biográfico de la Primera Ministra inglesa Margaret Thatcher.  Fue producida el año pasado, 2011, y cuenta con la actriz estelar Meryl Streep.  ¿Qué se puede decir que no se haya dicho de la película?  Me aventuraré a una crítica. 
 
Creo que la virtud principal del filme no es el argumento en sí, que es el presentar trazos importantes de la vida de la política Thatcher, sino la actuación de la súper talentosa Meryl Streep.  Ella se roba el show encarnando una existencia tan compleja como la de cualquiera de nosotros (aunque ella fue un animal prodigioso en la vida política inglesa).  La Primera Ministra es presentada como una anciana que fantasea surfeando cronológicamente en su pasado heroico.  Ve a su marido hasta en la sopa y su vida se interpreta desde la clave política. 
 
El director del film, Phyllida Lloyd,  quizá quiso ser ecuánime en la presentación de un personaje iconográfico para algunos y detestable para otros, pero el solo hecho de representarla en las postrimerías de su vida, le da una coloratura inevitablemente lastimera a la ex Ministra.  Lo mejor es que usted mire las películas y saque sus propias conclusiones.  Deje tiempo para el cine y olvídese un poco de tanta desgracia nacional.