La guerrilla de las FARC se dispone a liberar a tres rehenes en un gesto que reúne al tiempo un desplante al presidente colombiano Alvaro Uribe, cuya propuesta de negociar directamente desdeñó, y un reconocimiento a la interrumpida mediación del mandatario venezolano Hugo Chávez.
Las FARC se comprometieron, sin fijar fecha ni hora, a entregar a Chávez o quien él designe, a la ex congresista Consuelo González, secuestrada desde 2001, y a la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y su pequeño hijo Emmanuel, nacido en cautiverio, en una inédita liberación unilateral de rehenes que ese grupo considera ’canjeables’.
Rojas fue retenida en febrero de 2002 junto con la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt y tuvo a Emmanuel con uno de los guerrilleros que la custodiaba.
«La orden para liberarlas en Colombia, ya ha sido impartida», señala el comunicado de la guerrilla, divulgado el martes, subrayando que se trata de un «gesto de desagravio a los familiares de los retenidos, al presidente venezolano Hugo Chávez y a la senadora Piedad Córdoba».
El 21 de noviembre el presidente Uribe canceló las gestiones que Chávez y la senadora opositora colombiana realizaban desde agosto para promover un canje de al menos 45 rehenes de las FARC por unos 500 rebeldes presos.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) también rechazaron de plano, en el mismo texto, un ofrecimiento de Uribe de realizar una negociación directa, en territorio colombiano y con veeduría internacional.
«El presidente Uribe sin ninguna seriedad, cambia radicalmente sus opiniones cada fin de semana e improvisa inaceptables propuestas» dicen en su comunicado.
Más vehemente, el número dos de esa guerrilla Raúl Reyes, en una declaración a través de la agencia Anncol -cercana a los rebeldes- reiteró que el gran obstáculo para negociar la libertad de los rehenes es el Presidente colombiano, quien tras asumir el poder en agosto de 2002 se comprometió con la derrota militar de la insurgencia.
«La renuncia inmediata de Uribe junto a todo su gobierno garantizaría la liberación con vida de los prisioneros mediante la firma del acuerdo humanitario», señaló el líder insurgente.
Con estos pronunciamientos las FARC «buscan hacer quedar mal a Uribe» y dejan en claro que «ellos pueden pactar la liberación de rehenes con Venezuela, Francia o Estados Unidos directamente», señala el ex guerrillero y analista de la fundación Nuevo Arco Iris, León Valencia.
Por su parte, Camilo González, ex ministro y director del Instituto de Estadios sobre la Paz, considera que el propósito de hacer un gesto unilateral es poner a la defensiva al presidente colombiano.
«A Uribe se le ha cerrado la capacidad de juego. Todos le piden ser más flexibles» señaló González, tras recordar que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, comprometido a fondo con la liberación de Betancourt y hasta Estados Unidos, le han señalado la necesidad de superar lo que el gobierno colombiano llama «inamovibles» (condiciones inmodificables) para negociar con los rebeldes.
Ajenas a las consideraciones políticas, las familias de los rehenes comenzaron a preparar la recepción que les darán y se mantienen a la expectativa de cualquier anuncio proveniente de Venezuela, donde fuentes gubernamentales estimaron que la liberación podría darse este fin de semana.
Clara González de Rojas, la abuela de Emmanuel, se prepara para conocer a su nieto que nació en cautiverio, con un manojo de cartas llenas de ternura que le ha escrito desde que conoció de su existencia en 2006.
Igualmente compró para su hija el libro ’El camino a la felicidad’, que compró este jueves como obsequio por el cumpleaños número 44. «Espero entregárselo muy pronto», dijo.
En tanto el drama sigue para las familias de los otros rehenes. «Aquí seguiremos esperándolos», dice Estella la madre de Pablo Moncayo un suboficial del Ejército que ayer cumplió junto con su compañero, José Martínez, diez años en poder de las FARC.