Hemos confesado nuestro escepticismo respecto a las posibilidades de que algo cambie en el país por la existencia de estructuras arraigadas de la corrupción que se han enraizado, sobre todo, en el Congreso de la República y en general en la institución del poder Legislativo donde opera un auténtico mercado en el que no hay voto que no se compre ni voto que no se venda.
Por ello nos sorprende muy gratamente la decisión del general Otto Pérez Molina de anunciar que evitará el chantaje con el listado geográfico de obras y que prefiere no aprobar un presupuesto a hacerlo bajo condiciones de extorsión planteadas por diputados salientes y por algunos de los que estarán por reelección en la próxima legislatura. La apuesta del Presidente electo es a contar con una mayoría gracias a alianzas en el próximo período y así hacer los ajustes necesarios.
Hay que decir que esos chantajistas y extorsionadores le hacen serio daño al país porque nuestras calificaciones internacionales bajarán como resultado de la persistente incapacidad a aprobar el Presupuesto General de la Nación, lo que es punto de partida para señalar irresponsabilidad fiscal en el país, imputable en este caso al Congreso de la República como institución y a los diputados sinvergí¼enzas en lo personal. Por ello, por el daño que le hacen al país, no podemos dejar de señalar a los diputados sinvergí¼enzas y debieran conocerse los nombres de todos y cada uno de ellos para que, al menos, la vindicta pública pese sobre ellos y sus familiares tengan que sentirse avergonzados por su proceder.
Pero el caso es que por primera vez estamos viendo un gobernante electo con los pantalones para mandar a la punta de un cuerno a los pícaros y eso es en extremo alentador, sobre todo para los que ya no creemos en las bondades de nuestro sistema. Obviamente hace falta esa hidalguía, principios y determinación, para decirles que no a los extorsionistas que han operado con total impunidad en el Congreso de la República. Y vemos el contraste con la patética figura del actual Presidente al que tenemos que señalar como auténtico cómplice de la podredumbre porque en la corrupción siempre hay dos vías y con los diputados, al comprar votos, no cabe duda que son el mismo Presidente de la República y su Ministro de Finanzas, los grandes corruptores, los que se ponen de culumbrón para que los largos vayan haciendo su lista de trinquetes aprobados y financiados con el erario público.
Minutero:
Ya era hora de mandar
al chorizo a diputados
que quieren ser sobornados
cada vez que hay que votar