Nunca antes el gobierno de Guatemala, el Ministerio de Relaciones Exteriores había planteado de forma tan acertada la necesidad que en el año 2010 se llegue a un acuerdo de nuestros gobiernos y el de los Estados Unidos en relación al tema humano y económico más importante para Centroamérica, México y República Dominicana: los millones de hombres, mujeres y niños que actualmente se encuentran como inmigrantes en la unión americana. Si el canciller Haroldo Rodas logra que los países indicados unifiquen su gestión, sin duda alguna su trabajo como Ministro sería un enorme éxito.
Cuando se consulta el número de inmigrantes que honradamente trabajan en Estados Unidos, comprobamos que casi un millón y medio de guatemaltecos se encuentran en ese país produciendo, contribuyendo a la economía norteamericana y siendo el mayor apoyo a sus familias que permanecen en nuestro país y por consiguiente, el mayor recurso de combate al hambre, a la miseria, a la desnutrición, pobreza y extrema pobreza.
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Si tan sólo los guatemaltecos y el Estado invirtieran US $1.00 al mes por cada persona que se encuentra en calidad de inmigrante, se estaría invirtiendo el mayor recurso económico de la historia a favor de una causa humana, legítima y urgente. US $1.5 millones al mes sería lo que se invertiría, lo cual podría perfectamente provenir de contribuciones voluntarias de nuestros connacionales a una cuenta específica de la embajada y de los consulados de Guatemala en los Estados Unidos y una contraparte proveniente del Estado.
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Si este recurso fuera emulado por El Salvador, Honduras, Nicaragua, México y República Dominicana, estaríamos ante una situación económica que permitiría contratar a los mejores lobbistas, comunicadores y la mejor propaganda para apoyar la reforma migratoria a la que Barack Obama se comprometió a implementar durante su campaña.
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Los puntos a perseguir están perfectamente determinados y planteados en la gestión sobre la que ha informado el Ministro de Relaciones Exteriores, Haroldo Rodas y sin duda todos los líderes de las comunidades de inmigrantes de Guatemala, como de los otros países latinoamericanos indicados, estarían más que anuentes a movilizar recurso humano y económico, a cabildear a los senadores y a los diputados demócratas y republicanos y así por fin resolver ese importantísimo problema que atañe tanto a Estados Unidos como a nuestros países.
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Si algo funciona en la política de los Estados Unidos es el cabildeo y si se tiene el recurso económico suficiente está más que comprobado que los temas en el Senado y en el Congreso de los Estados Unidos se abordan y se resuelven. Un ejemplo es el lobby cubano. Nuestros países, especialmente El Salvador y Guatemala, no pueden continuar dejando a la deriva la situación legal, económica y social de más del 10% de su población que ha inmigrado hacia el norte, mucho menos puede ignorar que de ese porcentaje de población depende más del 20% de los habitantes de nuestros territorios nacionales.
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El potencial social, económico y político de buscar y lograr la solución favorable a los emigrantes sería el triunfo más importante del Gobierno que preside ílvaro Colom; mayor aún que cualquiera de los programas de ayuda social temporal que han desarrollado y a los que nadie de buena fe debe oponerse.