El general birmano designado por el régimen para ser el enlace con la opositora detenida Aung San Suu Kyi goza de buena reputación en el sistema de las Naciones Unidas, donde es considerado como un hombre moderado y pragmático, señalaron analistas.
Anoche la televisión del Estado anunció que el viceministro del Trabajo, Aung Kyi, había sido nombrado ministro, encargado de mantener «buenas relaciones» con la líder opositora y Premio Nobel de la Paz, quien ha estado privada de libertad durante la mayor parte de los últimos 18 años.
Esta decisión fue anunciada en momentos en que la junta militar birmana es sumamente criticada por su brutal represión, a fines de septiembre, de un movimiento de protesta popular dirigido por bonzos. Por otra parte, se han escuchado numerosos llamados, sobre todo en las Naciones Unidas, en favor de la instauración de un verdadero diálogo entre la junta y la oposición.
En el gobierno de los generales birmanos, dominado por hombres totalmente replegados sobre ellos mismos, Aung Kyi es una excepción, destacan los analistas.
«El es muy razonable y ha tratado anteriormente con organizaciones internacionales», dijo Win Min, un analista birmano y militante en favor de la democracia que está refugiado en Tailandia desde el aplastamiento de la primera sublevación, en 1988.
La intención de los dirigentes birmanos de «comunicarse directamente» con Suu Kyi, de 62 años, es «una buena señal», añadió Win Min, considerando que el oficial de enlace que acaba de ser nombrado es «más que un mensajero. El puede ser verdaderamente dinámico».
Aung Kyi «hizo buena impresión en la OIT (la Organización Internacional del Trabajo), donde se había convertido en un interlocutor privilegiado», recuerda un diplomático occidental que en los últimos años negoció en varias oportunidades con el régimen.
«Es moderado e inteligente, comprende el mundo exterior y se da cuenta de los problemas en su propio país», añadió.
El año pasado, cuando la OIT amenazó con acudir a la Corte Internacional de Justicia respecto a presuntos casos de trabajo forzado, la junta llamó a Aung Kyi. El general fue nombrado viceministro de Trabajo en noviembre de 2006 y en marzo de 2007 se llegó a un acuerdo con la OIT para instaurar un nuevo sistema de examen de querellas por trabajo forzado.
Sin embargo, esta fuente advierte contra un excesivo optimismo respecto al nombramiento de Aung Kyi, en momentos en que el régimen birmano trata de disminuir la presión en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Aung Kyi también fue viceministro de Inmigración y tuvo buenas relaciones con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, recordó Win Min, precisando que él ayudó a crear una comisión conjunta birmano-tailandesa para reducir las tensiones fronterizas.
Nadie había sido oficialmente encargado de las «relaciones» con Aung San Suu Kyi desde la destitución, hace cuatro años, del primer ministro moderado Khin Nyunt.
Los dos anteriores oficiales de enlace con la dirigente opositora actuaron «en la intimidad», recuerda un diplomático.
Al anunciar este nombramiento, el régimen declaró que seguía una «recomendación» del emisario especial de las Naciones Unidas, Ibrahim Gambari.