Gélido clima en el hemisferio norte


Oscar-Marroquin-2013

Para la inmensa mayoría de guatemaltecos es muy difícil imaginar la sensación térmica que se produce cuando el factor del viento frío llega a niveles extremos como los que ahora prevalecen en buena parte del hemisferio norte. Anoche me contaba el mayor de mis hijos que en Pittsburgh los termómetros marcaban un grado Fahrenheit bajo cero, es decir -18 grados centígrados, mucho más del punto de congelación y se anunciaba que la sensación de frío llegaría a -37 grados por el ingreso de fuertes vientos polares. Esa temperatura constituye un peligro mortal para seres humanos y para animales por lo que mucha de la actividad para hoy fue cancelada.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Mientras tanto, en el hemisferio sur hay temperaturas de agobio que superan los cuarenta grados centígrados y obligan a la gente a buscar la sombra y a ingerir constantemente líquidos para evitar la deshidratación provocada por ese calor sofocante, con lo que se están marcando niveles extremos en el clima que tienen que ser motivo de alarma para la humanidad porque todo ello, el frío extremo y el calor agobiante, son fenómenos derivados de lo que se conoce como calentamiento global.
 
 Respecto al tema del medio ambiente y el riesgo que para la humanidad significa ese calentamiento de la Tierra existe un ardoroso debate que, aunque usted no lo crea, se ve muy matizado por cuestiones ideológicas, no obstante que pueda pensarse que por ser una cuestión eminentemente científica no debiera verse contaminado por la eterna polarización entre conservadores y progresistas, para llamar de alguna manera correcta a los dos polos del pensamiento económico y político.
 
 En efecto, los conservadores consideran que el tal calentamiento global es una propaganda en contra de la libertad económica que pretende imponer restricciones a las empresas para que puedan continuar con la explotación de los recursos naturales y culpan  a los “ecohistéricos” de haber acuñado el concepto para atacar la iniciativa privada que promueve el enriquecimiento mediante la explotación de lo que la naturaleza nos ofrece. Los progresistas, sin embargo, se aferran a datos estadísticos y a evidencias sobre el derretimiento de los hielos polares y la constante de aumento de climas extremos en el mundo para sostener que si no hacemos algo radicalmente distinto llegaremos a un punto sin retorno en el daño al medio ambiente.
 
 Yo pienso que es indiscutible que hay variaciones extraordinarias en el comportamiento del clima en todo el mundo y que ello tiene que ver con la forma en que los seres humanos nos comportamos en cuanto a la protección del ambiente, pero veo que la indiferencia de las grandes potencias y de los grandes poderes es de tal calibre y magnitud que aunque haya conciencia entre la mayoría de la gente sobre el cambio climático, no se adoptan medidas significativas para reducir su impacto hacia el futuro y estamos condenando a generaciones futuras a vivir en condiciones realmente críticas y adversas.
 
 La sucesión de tormentas en los últimos años, muchas de las cuales han hecho estragos en países como el nuestro, es prueba de cuán serio es el problema y de que sus efectos no son tan remotos como algunos sostienen.