Los socios de Grecia en sus préstamos de rescate decidirán en octubre si le otorgan un nuevo tramo de los fondos necesarios para evitar una bancarrota desastrosa, anunció hoy el jefe del grupo de ministros de hacienda de la eurozona.
El próximo tramo de 8.000 millones de euros (11.000 millones de dólares) del crédito de contingencia otorgado a Grecia dependerá de la revisión de las medidas prometidas por Atenas para sanear sus finanzas, revisión que ha sido postergada ante las dudas de que el gobierno heleno esté adoptando todas las medidas necesarias para reducir su déficit presupuestario.
Jean-Claude Juncker dijo que las autoridades europeas ven con agrado «el renovado y firme compromiso de Grecia» para cumplir hasta la última disposición de su programa de austeridad, y agregó que «decidirán en octubre si entregan el próximo tramo».
Los temores a la bancarrota griega hicieron que el interés de sus bonos soberanos se disparara a más del 25%.
Por otra parte, el secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner dijo a los ministros de Hacienda de la eurozona que Estados Unidos no quiere darles lecciones sobre la abultada deuda soberana.
Geithner indicó que en Estados Unidos «seguimos teniendo nuestros problemas», y agregó que «nuestra política es terrible … quizá peor que la de muchas partes de Europa».
El secretario del Tesoro dijo que dados los desafíos que encara Estados Unidos, «no encontramos en una posición particularmente fuerte para dar consejos a todos ustedes».
Estados Unidos asiste a la primera reunión de ministros de Hacienda de la eurozona, la Ecofin, que intenta evitar desesperadamente que la crisis de la deuda soberana contagie a otras naciones del bloque y evitar la bancarrota de Grecia, que pondría en graves apuros a los bancos europeos, especialmente los de Francia por la cuantía de bonos griegos que poseen.
Con anterioridad, la ministra de Finanzas de Finlandia descartó que la eurozona resuelva una disputa sobre la demanda de su país para obtener garantías reales a cambio de financiar un nuevo crédito de contingencia para Grecia.
La exigencia finesa a cambio de su aportación a un segundo plan de rescate por 109.000 millones de dólares a Grecia ha puesto en entredicho la realización del acuerdo pactado en la reunión cimera del 21 de julio.
A esa petición se han sumado países más modestos como Austria y Holanda, que considera inevitable la bancarrota de Grecia, y la consideran incluso preferible al segundo plan de rescate por ser más barata.
«Desgraciadamente, no veo que podamos encontrar una solución esta noche», dijo la ministra finesa Jutta Urpilainen en la reunión de la localidad polaca de Wroclaw.
La disputa ha inquietado a los mercados porque muestra la división entre los 17 países de la eurozona sobre el rescate de Grecia, que durante más de un año ha dependido de préstamos de emergencia de sus socios de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional.
Una delegación de la eurozona, del FMI y el Banco Central Europeo abandonó inesperadamente Atenas el 2 de septiembre tras descubrir que Grecia estaba a punto de incumplir sus objetivos presupuestarios. Desde entonces, el gobierno socialista heleno anunció un impuesto especial a la propiedad, que debería cubrir el déficit presupuestario, condición indispensable para recibir el octavo tramo del crédito de 110.000 millones de euros pactado en mayo del 201o.