«Los trabajadores de Gazprom estarán orgullosos si Medvedev se convierte en presidente», asegura Liubov Sergueeva, de 49 años, habitante de este barrio construido hace dos décadas por el gigante de la energía ruso, donde nadie escatima elogios para el actual jefe de la compañía y posible sucesor de Vladimir Putin.
Dmitri Medvedev, considerado el hijo espiritual del actual presidente, Vladimir Putin, deberá renunciar a su sillón de jefe del consejo de administración de Gazprom cuando, según todo parece indicar, sea elegido presidente de Rusia el próximo 2 de marzo.
Pero en esta región a orillas del Mar Caspio, donde Gazprom da trabajo a unas 15 mil personas y sustento a un total de 200 mil, todo el mundo está convencido de que esta transición se realizará sin mayores problemas.
«Nos conoce y nos ayudará siempre si tenemos problemas. Será algo positivo para Gazprom», estima Boris Belinski, director de la gigantesca fábrica cercana a Astrajan (1 mil 500 km al sur de Moscú), donde el grupo produce gas, azufre y otros productos petroleros.
«Lo que importa para cualquier empresario es la estabilidad», añade, repitiendo la palabra que resume el programa del candidato Medvedev.
Liubov, ex empleada del grupo, tiene la misma opinión. «Si Medvedev es presidente, será bueno para Gazprom y para las familias de los obreros», subraya esta mujer, enumerando todas las ventajas de las que se beneficia la suya como un seguro de salud, vacaciones al sol y un salario estable y más elevado que en otros lugares.
«Vamos a hacer esfuerzos para que nuestros hijos entren a trabajar en Gazprom», añadió.
Elmir, de 23 años y Kostia, de 24, que viven en un edificio vecino, sueñan con esta posibilidad pero las cosas no están fáciles y el grupo busca sólo técnicos cualificados. Otros dos habitantes, que no quieren decir su nombre, afirman que es imposible lograr un contrato sin sobornar a alguien.
Gazprom es un mastodonte de la industria con 330 mil empleados. La compañía, heredera del ministerio soviético del gas, acaba de celebrar su 15º cumpleaños con una gran fiesta en el Kremlin y ha llenado las ciudades de carteles en los que se lee: «De victoria en victoria».
La llegada de Medvedev a la presidencia del grupo en junio de 2000 significó que el Estado retomaba las riendas del grupo, en el que posee una justa mayoría (50.002% del capital).
Sin ser un experto en la industria del gas, Medvedev consiguió reestructurar al grupo, ahora organizado «verticalmente», explicó Andrei Melnichenko, subdirector de AstrajanGazprom.
Las preocupaciones de los occidentales ante este grupo, considerado por Europa un «depredador», son recibidas son asombro en Astrajan: «Si recuerdo bien, Gazprom jamás causó problemas a Europa», subrayó Boris Belinski.
Según un sondeo realizado en diciembre, Gazprom es la empresa más popular del país y más del 50% de los rusos estaría encantado de trabajar para ella, aunque haya que ir a Siberia, donde el termómetro puede rondar los -40º Celsius.