Cuando la semana anterior se publicó una declaración en espacio pagado, en una página completa, del diputado Rolando Morales Chávez, ex presidente del Congreso de la República, bajo el titular «El verdadero Colom», y sobre todo porque el diario Siglo Veintiuno anunció en primera plana que afloraba otro «escándalo» en la Unidad Nacional de la Esperanza, de inmediato pensé que habían alborotado otro avispero en el partido político del candidato presidencial ílvaro Colom.
Es que no era para menos. Apenas unos cuantos días antes había surgido una seria crisis en la dirigencia de la UNE, a causa de que el diputado César Fajardo, secretario general adjunto de esa organización política y muy allegado al presidenciable Colom, había votado en contra de la creación de la CICIG en el seno de la comisión legislativa de Relaciones Exteriores, contradiciendo las afirmaciones del abanderado de la UNE, en el sentido de que favorece el funcionamiento de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala.
Cuando se supo, adicionalmente, que al diputado Fajardo se le vinculaba con el crimen organizado y que tuvo previo conocimiento del atentado contra el coordinador de estrategia de la UNE, José Carlos Marroquín, me imaginé que si el ingeniero Colom no le daba un claro espaldarazo al joven periodista devenido en político y no echaba de las filas del partido al desobediente parlamentario, el debilitado liderazgo del candidato uneísta podría significar la sepultura de sus aspiraciones presidenciales.
Lo demás es historia; hasta el momento. José Carlos se consolidó en la dirigencia de la UNE y el presidenciable Colom no cayó abatido, como esperaban sus adversarios.
Sin embargo, al volver la calma en la UNE con la salida del diputado Fajardo mediante mensajes electrónicos nada convincentes, de pronto se publica en uno de los matutinos una declaración pública del diputado Morales Chávez, quien fue elevado a la posición de presidente del Congreso en la primera legislatura de este período, por decisión del propio Colom, en detrimento del honesto, diligente y experimentado parlamentario Rafael Eduardo Barrios, impulsor de la candidatura presidencial de aquél hace cuatro años.
En el momento en que leí el acápite de la declaración pública del diputado Morales, me imaginé que iba a causar otro escándalo, como lo presagió Siglo Veintiuno, con la presentación de denuncias y sus pruebas en contra del candidato Colom. No fue así. Simplemente hizo una relación de supuestas ilícitas exigencias de la esposa del líder de la UNE; pero sin ninguna evidencia. Es su versión contra presuntas actuaciones de la señora Sandra Torres de Colom, a la vez que arremete contra el propio candidato presidencial de la UNE.
Después de ese desplegado en espacio pagado, se publicó un texto similar en otro de los matutinos y luego el mismo documento en el tercero de los diarios de mayor influencia de la mañana, es decir Prensa Libre, Siglo Veintiuno y elPeriódico. En este último tal declaración se publicó el pasado lunes, y fue entonces cuando me picó la curiosidad por conocer la cantidad de dinero que desembolsó el parlamentario Morales Chávez en su afán de desprestigiar la candidatura de Colom.
Llamé a las oficinas de ventas de los tres diarios, y me enteré de que en Prensa Libre una página completa, en calidad de «campo pagado», que significa que no es anuncio publicitario, cuesta Q25,272; pero el responsable del desplegado debe dejar en depósito una cantidad similar a la anterior, en concepto de derecho de respuesta, lo que hace un subtotal de Q50,544.
En Siglo Veintiuno utilizan un mecanismo peculiar, porque la página en blanco y negro, de carácter político, tiene un valor de Q12,528, a lo que se suman los impuestos (me imagino que es el IVA, o sea Q1,503), más el 10 % de recargo (algo así como Q1,252 sin el IVA), lo que totaliza la cantidad de Q15,283. A esa suma se le debe agregar el derecho de respuesta, para hacer un subtotal de Q30,566.
En elPeriódico, la misma página con iguales características de los otros dos diarios, el valor es de Q13,939, y como es «campo pagado» de índole política, que generalmente afecta a terceros que tienen derecho de respuesta, el interesado debe duplicar la cantidad, para el subtotal de Q27,878.
A mí no me interesa cómo utiliza su plata un político, siempre que no sea dinero de los contribuyentes, pero asombra que un diputado gaste casi Q110 mil, para desprestigiar a su ex amigo y jefe.
(El diputado independiente Romualdo Corrales reflexiona: La ingratitud es la madre de todos los defectos; pero, como madre, debemos respetarla).